domingo, 8 de noviembre de 2009

Sobre la cuestión gay, política y periódicos

Hay un tipo de energía que mi cuerpo genera que solo puedo consumir en dos acciones pienso. Es una energía que no se consume con el gasto diario, intelectual ni físico. No alcanza con correr ni hacer gimnasia. Va más allá de las pocas o muchas horas dormidas y la buena o mala alimentación del día. De las rachas de mucho sexo o las de poco sexo.
Es una energía que me mueve. Mueve mi vida, mi combustible. Misteriosamente (porque me interesa que así sea, o mejor dicho que así siga siendo: algo misterioso, porque sino indagaría mas al respecto, pero no me interesa, quiero permanecer intrigado, así me gusta), misteriosamente decía, pareciera que esta energía necesitara renovarse no sé si todos los días, pero generalmente como mucho, cada dos o tres días.
Esa energía que me mueve y que no es nada de lo que antes mencioné, como decía, necesita renovarse. Para renovarse, debe ser consumida y como haya dicho, sólo mediante dos acciones puedo consumirla. Generalmente sucede que la masturbación termina de consumir esta energía que me hace estar tan activo durante mis horas de despierto. Pero me interesa en esta oportunidad hablar de la otra acción, que reemplaza a la masturbación en el consumo de energía. Sí, pasa con bastante menor frecuencia, pero cuando sucede esta acción, difícilmente suceda la otra.
Escribir funciona en mí como una forma impresionante de terminar de consumir esa energía que necesita renovarse. Algún irrespetuoso pensará en este momento “ja, la famosa paja mental”. Bueno, quizás así sea, pero a mí me hace bien, muy bien, y también... ¿viene bien cada tanto darle un respiro a nuestro aparato sexual no…?
Sucede que escribir en vez de masturbarme suele repetirse en menos oportunidades; en principio por la mínima lucidez necesaria para esbozar líneas con cierto grado de sentido y además, porque deben aparecer estímulos interesantes que me generen ganas de ponerme a escribir algo, por ejemplo, a las 4 de la mañana.
Ha sido esta una semana cargada, muy cargada de cuestionamientos hacia mí, hacia los demás, y de los demás. Los demás como seres cercanos y amados, y los demás como sociedad en general.
Han sido días de intensos cruces de ideas en torno a lo gay. He confrontado posiciones en relación a la forma de ver y entender el rol de un docente en la universidad. He sido cuestionado fuertemente por mis formas de pensar y los métodos en que expongo estos pensamientos; me hago cargo de algunos de los cuestionamientos, y otros los rechazo firmemente. Unos días en los que, en resumen, me di cuenta que tengo cada día muchas más certezas y menos dudas… Pero que las dudas que van quedando o surgiendo, a pesar de ser mucho menos hondas, mucho más insustanciales que las certezas, se entrecruzan con mis puntos firmes y no logran hacerme tambalear, pero sí me hacen sentir incomodo y en muchos casos, dolido.

1. Reflexiones sobre la cuestión gay y el pensamiento

Cada día pienso, estoy más convencido, que el pensamiento de una persona íntegra es una totalidad. Los tiempos de madurez y desarrollo de dicha totalidad varían según cada persona, lógico, cada uno tiene sus tiempos. Pero la coherencia encuentra su final realización cuando todas las aristas de un pensamiento responden a lógicas similares, parten y retornan a un lugar, o una posición. Desde esa posición, es que el hombre coherente ve el mundo, lo interpreta, y de este modo se siente sumergido en el mismo.
Pienso en el concepto de paradigma como cosmovisión: cómo ve el hombre al mundo y como se ve el dentro de ese mundo. Los valores, los saberes y el universo simbólico de una sociedad encuentran su totalidad en el concepto de paradigma. Las revoluciones industriales –saber- hicieron al hombre moderno sentir una confianza gigante, absoluta, en su capacidad creadora; el hombre se sintió así el hacedor supremo del progreso social –valor- y dicha fe en sí mismo y en su poder de creación hicieron a la arquitectura moderna, al arte moderno, la literatura moderna. Ciencias, arte, saberes, haceres en fin, encuentran su sentido totalizador en el concepto de paradigma.

Sucede que así funcionan las cosas, así funciona el mundo, así funciona el hombre. Y de esto se trata… comprender, es darse cuenta de que una estructura de pensamiento no es sencilla y casual sino todo lo contrario: súper lógica y densa. De este modo, resultaría falaz entender los diferentes pensamientos de un hombre coherente como autónomos, dependiendo el caso en cuestión. El pensamiento de un Ser Humano lógico, coherente, encuentra quizás no siempre de manera acabada, pero al menos el intento, o las contradicciones conscientes de este proceso de intención, de lograr sentido mediante la totalización de las distintas ideas, que responden a una forma de ver el mundo, las cosas.
Cierta “orientación política” (si consideramos este concepto en su hoy común significado en relación a la elección y crítica hacia las clases gobernantes y sus decisiones, porque estoy convencido que todo en la vida es político, que somos todos seres ante todo políticos y por eso en cierto punto me parece leve, hasta estúpido hablar desglosando estos conceptos, pero me es necesario para la comprensión de lo que quiero decir), decía, cierta “orientación política” en el hombre coherente, es, justamente, coherente, con posiciones ante demás asuntos de la cotidianeidad sobre los cuales este hombre tiene una forma de ver. Quizás, mejor, explico el siguiente ejemplo de lo sucedido estos días en torno a los debates en relación al casamiento entre parejas del mismo sexo y a la marcha del orgullo gay.

Recibo un mail de una querida amiga, angustiada, anonadada por cierta editorial del diario La Nación del día jueves 5 de noviembre. Básicamente, porque no vale la pena siquiera hacer mención a las burradas que decía dicha editorial, las ideas que expresaban eran en pos de “rescatar los valores de la familia tradicional” y “no ir contra la naturaleza” en referencia del significado del casamiento entre personas del mismo sexo. No quiero ahondar mucho en esto, solo hacer un par de breves reflexiones: en primer lugar, quien le dijo al imbécil que escribió eso, y a los imbéciles editores a los cuales este ser imbécil representa, que el matrimonio es algo “natural”? Que científico, que estudia la naturaleza, puede decir que la unión contractual en matrimonio es natural? Si la misma definición de matrimonio dice que es un contrato. La naturaleza creo contratos? Tengo para mí que no, que la naturaleza creo sapos, arboles, volcanes, mosquitos, leones, y seres humanos. Luego, el cómo se organizaron, fue problema de ellos no? Puede ser alguien tan estúpido como para obviar que en la génesis del concepto de matrimonio esta la cultura, la decisión del hombre y no de Dios o quien cuernos sea? Mas aun, inclusive asumiendo como verdadera la fabula de la creación del mundo en siete días, Dios creó a Adán y Eva cierto? Bien, creo acaso también un papel en el que haya dicho: firmen muchachos, no sea cosa de que después no puedan tener una obra social para sus hijos o que algún burocrata hijo de puta quiera cagarles la jubilación o la herencia…!?

Bueno, este es un primer punto que se acerca al eje de este texto y es cuán fácil es detectar la falta de sustancia en ciertos discursos… porque, de nuevo, inclusive suponiendo como verdadera la forma de ver el mundo de estos señores feudales conservadores de las “buenas tradiciones” y las “mejores familias”, incurren en horrores que son pura insustancialidad, para sostener algo que saben es insostenible. Volveré pronto sobre esto.
La otra observación al respecto de la editorial de este diario como me gusta llamar proto-fascista, es pensar que siempre, ante cualquier discusión o puesta en crisis de las cosas en la vida diaria, es conveniente tomar como parámetro máximo de referencia a la realidad. Ir a la realidad y observar. Me pregunto que sucedería si el hijo de la honrada y elegante señora que escribe tal elegante editorial para compartir en sus círculos de relación y comentar lo necesario de sostener las buenas tradiciones de las buenas familias, tradicionales, que hacen y han hecho a la grandeza de esta nación, es gay. (Si supiera, señora bien, cuanto puto hay en las familias bien!)
Que sucedería con esta señora y sus palabras? Dos opciones, que también van acercando al centro de este texto: o sostiene lo que dice y automáticamente así condena a su hijo a la no aprobación de su realidad gay (basta de decir condición gay, como si fuera condicionante para algo ser gay. Si no digamos también condición heterosexual y listo). Decía, o le coarta a su hijo, al menos desde su lugar, la posibilidad de formar una familia como tanto puede el desear, sosteniendo sus infames y retrogradas, anacrónicas y escolásticas palabras, o se da cuenta de que el amor por su hijo es más fuerte y que solo desea verlo feliz: realizarse como persona en sus proyectos, y apoya su decisión y deseo de formar una familia con dos padres del mismo sexo.
En esta última posibilidad, y cada vez estamos más cerca del centro del texto, estaría resultando esta persona en una farsante, en una hipócrita. Sencillamente, porque actuaria de una manera diferente a lo que escribió y público en aquel abominable periódico, segundo en tirada de la Argentina, primero en antigüedad.

2. Hipocresía o ignorancia en el pensamiento de derecha

Surge aquí, según este caso, la posible siguiente conceptualización que funcionara como ejemplo para lo que intento sostener:
Incurriendo en contradicciones tan hondas como conscientes que hacen de su discurso una falacia vacía, vacía de sustancia, en caso de decidir mantener su postura ante la posibilidad de casamiento entre dos personas del mismo sexo, esta persona estaría condicionando en forma negativa a su hijo. Es decir, absolutamente consciente de su insustancialidad, estaría intentando sostener, perpetuar, cierto estado de las cosas. Es el primer rasgo que encuentro distintivo del pensamiento de derecha: la hipocresía de intentar sostener las cosas a pesar de darse cuenta de sus enormes problemas y vicios.
En el segundo caso, si esta persona se sincerara consigo misma ergo con su hijo, estaría, al escribir este tipo de notas editoriales, siendo funcional a una publicación para nada inocente, justamente todo lo opuesto, conservadora que intenta perpetuar el orden actual de las cosas. Esta persona resultaría también hipócrita en este caso, por hacer circular ideas en las que ella no cree.
Bien, el asunto es entonces que digo que el pensamiento de derecha si no es ignorante, es hipócrita. Esto lo estoy desarrollando de una manera bastante más profunda en un texto llamado “por que soy de izquierdas”. Pero este ejemplo de la editorial del diario La Nación me sirve como gran ilustración de este asunto.
Pongamos dos personas intelectuales, analistas, de igual grado de inteligencia. Una de derecha, otra de izquierda. La realidad es común a ambos: ambos ven guerras, muertes en vano, mucho hambre en el mundo, injusticia, impunidad, pésima distribución del ingreso, enormes desigualdades sociales, niños que mueren desnutridos, genocidas mirando la televisión tranquilos en su casa en vez de estar pudriéndose en la cárcel, el planeta destruido ecológicamente, los servicios que funcionan mal y actúan impunemente, los homosexuales que no pueden casarse ni adoptar, y mejor no continuo… Todo esto es la realidad, es visible e innegable. Estas dos personas, de la misma capacidad intelectual, observan esta realidad.
Cuál es el sentido de progreso que puede proponer el pensador de derecha, que ante este estado de situación, solo le interesa perpetuar el estado de las cosas, solo porque no le interesa perder, siquiera ceder parte del Poder que detenta? Y aquí resulta el punto de mayor dolor creo: darme cuenta que el pensamiento de derecha no es vacio como pensaba, sino que es lleno, muy lleno. Esta completo de perversión. Es perverso porque sabe que las cosas son injustas y que el cambio es necesario y urgente. Pero sabe también que dicho cambio es cada día más cercano, y teme a eso. Y por eso hace todo lo posible, mas allá de su consciencia, por detener a ese monstruo gigante que es el progreso y los amenaza. Se dan cuenta que el Poder político no lo tienen e intentan constantemente desestabilizar al gobierno democrático. Se dan cuenta que la cuestión gay es cada día mas usual, centro de debate y visible, y en nombre de la bendita Iglesia, pilar fundamental de la ideología y política de estos sectores, intentan frenar el avance de la liberación total gay. Como intentaron frenar el avance rojo allá por los setenta, desapareciendo a 30.000 personas.

Invito a la persona que desee discutir esto conmigo, a que me presente una lista de acciones o aunque sea promesas de acciones políticas de algún representante de estas “ideologías” –hoy el termino ideología ha mutado sustancialmente al punto de significar en este caso nada más que todo lo que recién he explicado en cuanto a la perpetuación del Poder- y así analizar a fondo donde está el sentido de progreso de estos sectores.

Los problemas de seguridad no se solucionan bajando la edad de inimputabilidad y poniendo mas patrulleros Macri, se solucionan, por ejemplo, educando al pueblo, De Narváez. Los problemas de transporte de la ciudad no se solucionan secuestrando violentamente y cobrando montos ridículos para su recuperación autos de la calle y haciendo multas estúpidas Macri, se solucionan haciendo los kilómetros de subte que prometiste. La marginalidad se combate con trabajo, con industria nacional, la que ustedes y sus amigos se encargaron de destruir y negociar para su propio beneficio desde 1976.

3. La posición ante las cosas

Pero decía yo a mi amiga que no me sorprendía dicha editorial viniendo de la fuente de la que venía. Y decía también que contrastaba dicha editorial con el suplemento SOY, del diario Página/12, un suplemento de identidad, con recurrentes notas sobre transexualidad, homosexualidad, y temas relacionados con la diversidad sexual. No adscribo a todas las líneas de este periódico, sobre todo en su tendencia bastante oficialista, soy muy crítico a este gobierno. Pero si detecto, en la profundidad y el enfoque que este diario presenta, una diferencia abismal con los diarios del establishment argentino.
Digo que Página/12, un diario si se quiere mas de izquierda, cuyo lema dice algo como “el diario que te hace pensar”, realmente tiene una propuesta que mas allá de la tendencia, intenta hacer al lector cuestionarse, reflexionar, pensar. No es casual que un diario como este apueste a un suplemento como SOY, y haga propagandas muy llamativas en su portal con un banner invitando a la marcha del orgullo gay.

Con los errores y problemas que pueda acarrear este tipo de enfoques de la realidad; la sustancia, es profundamente bella y romántica: las ideas de un socialismo pero en su definición de la búsqueda del bien para todos seducen, convencen, y finalizan en hermosos y sinceros textos editoriales donde una mujer expresa que con la “locura” de su vida cotidiana, lo más sano que tiene es amar a su mujer.
La tendencia de una publicación es la tendencia de un pensamiento que si pretende ser coherente, es totalizador: nuevamente, la “orientación política” es coincidente con la posición ante estos temas como ser los derechos de las minorías en este caso sexuales, pero de nuevo, coincidente con una forma de ver el mundo, las cosas, donde la búsqueda de justicia, igualdad y paz social se totalizan y conforman el núcleo desde donde todas las posiciones ante las cosas surgen en unidad.
Esto por más desliz eventual que la publicación pudiera tener estos días bajo el desesperante estado actual de la guerra entre los medios de comunicación: ante tantísima ofensa anti-gobierno de los más grandes grupos mediáticos, es hasta entendible que este diario de enormes coincidencias con la visión dl gobierno, se haya tornado tan oficialista.

Pero claro, La Nación también propone un pensamiento totalizador y coherente, mas aun observando su historia: desde su fundación por Bartolomé Mitre, hacedor de la infame guerra de la Triple Alianza destruyendo Paraguay y asesinando a gran parte de su población en beneficio por sobre todo de Inglaterra, pasando este siglo y medio, mostrando una fortísima posición ante las cosas: que no cambien. Así se entiende esta abominable editorial.

Entender te permite ser libre.

1 comentario:

b dijo...

Tantas veces hablamos sobre esto... y creo que lo hicimos para entender, entendernos y entenderlos.
Lo aberrante, es que pareciera que ellos estuvieran vomitando miedos e inseguridades con total impunidad, sin medir lo que eso hiere y fractura la sociedad.
Quizás porque no me toca tan profundamente como a vos, lo que más me angustia de todo esto es darme cuenta de nuestra incapacidad a ser tolerantes.
El problema no es la sexualidad, sino la libertad.
La noticia hoy es esa, pero la intolerancia provoca que mañana lo sea por temas raciales, religiosos, fisicos, nivel adquisitivo... tantos!
Seamos coeherentes con nuestros principios, y defendamos siempre la pluralidad y la libertad.
Te quiero amigo! B.