lunes, 30 de noviembre de 2009

La Inmortalidad

Aquella señora podía tener sesenta, sesenta y cinco años. Yo la miraba mientras estaba acostado en una camilla frente a la piscina de un club de gimnasia situado en la última planta de un edificio moderno, desde donde se ve, a través de unas grandes ventanas, todo París. Estaba esperando al profesor Avenarius, con el que a veces me reúno allí para charlar. Pero el profesor Avenarius no llegaba y yo miraba a una señora; estaba sola en la piscina, metida en el agua hasta la cintura, mirando hacia arriba a un joven instructor vestido con un chándal, que le enseñaba a nadar. Le daba órdenes: tenía que sujetarse con las manos al borde de la piscina y aspirar y espirar profundamente. Lo hacía con seriedad, con empeño, y era como si desde las profundidades del agua se oyera el sonido de una vieja locomotora de vapor (aquel sonido idílico, hoy ya olvidado, que para quienes no lo conocieron solo puede ser descrito como la respiración de una vieja señora que espira sonoramente). Yo la miraba fascinado. Me quedé absorto en su estremecedora comicidad (el instructor también era consciente de ella, porque le temblaba a cada momento la comisura de los labios), pero después me saludo un conocido, quien distrajo mi atención. Cuando quise volver a mirarla, al cabo de un rato, la lección ya había terminado. Se iba, en bañador, dando la vuelta a la piscina. Pasó junto al instructor y cuando estaba a unos tres o cuatro pasos de distancia volvió hacia él la cabeza, sonrió, e hizo con el brazo un gesto de despedida. En ese momento se me encogió el corazón! Aquella sonrisa y aquel gesto pertenecían a una mujer de veinte años! Su brazo se elevó en el aire con encantadora ligereza. Era como si lanzara al aire un balón de colores para jugar con su amante. Aquella sonrisa y aquel gesto tenían encanto y elegancia, mientras que el rostro y el cuerpo ya no tenían encanto alguno. Era el encanto del gesto, ahogado en la falta de encanto del cuerpo. Pero aquella mujer, aunque naturalmente tenía que saber que ya no era hermosa, lo había olvidado en aquel momento. Con cierta parte de nuestro ser vivimos todos fuera del tiempo. Puede que solo en circunstancias excepcionales seamos conscientes de nuestra edad y que la mayor parte del tiempo carezcamos de edad. En cualquier caso, cuando se volvió, sonrió y le hizo un gesto de despedida al joven instructor (que no pudo contenerse y se echo a reír), no sabía su edad. Una especie de esencia de su encanto, independiente del tiempo, quedó durante un segundo al descubierto con aquel gesto y me deslumbró. Estaba extrañamente impresionado…
Primer capitulo - "La Inmortalidad" - Milan Kundera. 1989

sábado, 28 de noviembre de 2009

Ciudades invisibles

Inútilmente, magnánimo Kublai, intentaré describirte la ciudad de Zaira de los altos bastiones. Podría decirte de cuantos peldaños son sus calles en escalera, de qué tipo los arcos de sus soportales, qué chapas de zinc cubren los techos; pero se ya que sería como no decirte nada. No está hecha de esto la ciudad, sino de relaciones entre las medidas de su espacio y los acontecimientos de su pasado: la distancia al suelo de un farol y los pies colgantes de un usurpador ahorcado; el hilo tendido desde el farol hasta la barandilla de enfrente y las guirnaldas que empavesan el recorrido del cortejo nupcial de la reina; la altura de aquella barandilla y el salto del adultero que se descuelga de ella al alba; la inclinación de una canaleta y el gato que la recorre majestuosamente para colarse por la misma ventana; la línea de tiro de la cañonera que aparece de improviso desde detrás del cabo y la bomba que destruye la canaleta; los rasgones de las redes de pescar y los tres viejos que sentados en el muelle para remendar las redes, se cuentan por centésima vez la historia de la cañonera del usurpador, de quien se dice que era un hijo adulterino de la reina, abandonado en pañales allí en el muelle.

En esta ola de recuerdos que refluye, la ciudad se embebe como una esponja y se dilata. Una descripción de Zaira como es hoy debería contener todo el pasado de Zaira. Pero la ciudad no dice su pasado, lo contiene como las líneas de una mano, escrito en los ángulos de las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras, en las antenas de los pararrayos, en las astas de las banderas, surcado a su vez cada segmento por raspaduras, muescas, incisiones, cañonazos.
Italo Calvino - "Las ciudades invisibles"- 1972

viernes, 27 de noviembre de 2009

Primer año...

La belleza humana más intensa y pura que conozco hasta este momento de mi vida, es la de la mirada interrogante, hambrienta de conocimiento, deslumbrada, excitada, convulsa y serena, desinteresada o mejor dicho muy interesada: interesada en el más noble interés que una persona puede anhelar: el de conocer, el de aprender, el de saber más, el de ser mejor; esa mirada enojada y agradecida, y sobre todo: aquella mirada sincera del alumno que simplemente quiere Crecer y nada más y nada menos que eso lo mueve.
Soy muy feliz de poder dedicar una parte importante de mi vida a contemplar, todos los lunes y jueves, aquellas miradas.

Gracias.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Ser y compromiso

A hacerse cargo...
Un texto de extrema belleza, mas allá de su contenido.

El hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Este es el primer principio del existencialismo. Es también lo que se llama la subjetividad, que se nos echa en cara bajo ese mismo nombre. Pero, ¿qué queremos decir con esto sino que el hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o la mesa?
Porque queremos decir que el hombre empieza por existir, es decir, que empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que consciente de proyectarse hacia el porvenir. El hombre es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor; nada existe previamente a este proyecto; nada hay en el cielo inteligible, y el hombre será ante todo lo que haya proyectado ser. No lo que quiera ser. Porque lo que entendemos ordinariamente por querer es una decisión consciente, que para la mayoría de nosotros es posterior a que el hombre se haya hecho a sí mismo. Yo puedo querer adherirme a un partido, escribir un libro, casarme; todo esto no es más que la manifestación de una elección más original, mas espontanea de lo que se llama voluntad. Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es. Así, el primer paso de existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y hacer recaer sobre él la responsabilidad total de su existencia. Y cuando decimos que el hombre es responsable de sí mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres…
Cuando decimos que el hombre se elige, entendemos que cada uno de nosotros se elige, pero también queremos decir con esto que al elegirse elige a todos los hombres. En efecto, no hay ninguno de nuestros actos que, al crear al hombre que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser. Elegir ser esto o aquello, es afirmar al mismo tiempo el valor de lo que elegimos, porque nunca podemos elegir el mal; lo que elegimos es siempre el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo para todos. Si por otra parte, la existencia precede a la esencia, y nosotros queremos existir al mismo tiempo que formamos nuestra imagen, esta imagen es valedera para todos y para nuestra época entera. Así, nuestra responsabilidad es mucho mayor de lo que podríamos suponer, porque compromete a toda la humanidad.
J.P. Sartre - "El existencialismo es un humanismo". 1946

martes, 24 de noviembre de 2009

Iglesia y homosexualidad

¡Qué bien que el Monseñor Bergoglio se haya opuesto en estas palabras al matrimonio gay!:

"Esto constituye un signo de grave ligereza y sienta un serio antecedente legislativo para nuestro país y para toda Latinoamérica"

Es genial, si el máximo representante de la Iglesia Católica en la Argentina; cómplice en la desaparición de Jesuitas durante la última dictadura militar (Horacio Verbitsky - "El silencio"), habla en estos terminos, es que vamos bien...
Si este ser retrogrado e hipócrita, defensor de asesinos habla en contra de algo, significa que ese algo, para los que estamos en la vereda de frente: para las personas que queremos un mundo mas justo y mejor para todos, es el camino correcto.

La Iglesia Protestante en Suecia ofrece ya casamientos para parejas homosexuales.
La Iglesia Católica hizo la inquisición en España, colaboró fuertemente con el nazismo y organizó via Vaticano el escape de los jerarcas nazis de Europa tras la caída del Tercer Reich. Los Curas en la Argentina milica del ´76 fueron el apoyo moral de los torturadores... perdonaban en nombre de Dios...

Quizás esta reflexión no tenga mucho sentido: en un punto es redundante: sabemos de donde vienen estas palabras.
Pero por otro lado, existe, conozco personalmente, tantísima cantidad de personas relacionadas a la Iglesia Católica que no se dedican a hacer más que el bien... que obliga a pensar las cosas en toda su dimensión, evitando los peligrosos reduccionismos: si Bergoglio es un hijo de puta, no significa que todas las personas que procesen su fe o le crean, lo sean también.
Lamentablemente, la voz de la Iglesia es este ser repugnante que una vez más, siempre, demuestra cómo realmente no le interesa ni un poco la libertad de las personas.

BASTA DE HIPOCRESIA.
Afortunadamente, surgen en estos tiempos históricos nuevas formas de Poder a los cuales este conservadurismo no está pudiendo controlar... Macri, hábilmente, no apeló el fallo de la Justicia que permite el casamiento entre dos hombres, porque se dió cuenta del costo político que dicha apelación traería. Macri representa a la Iglesia, y en este caso no pudo: la Iglesia se separa, aunque sea en este punto, de Macri.
No pudo porque está sucediendo algo hermoso en este mundo, un Poder fabuloso e inédito: el Poder de las personas, de las masas, de la opinión publica, de la gente que está cansada y que ya no cree en espejitos de colores. Cansada de la hipocresía y de los farsantes.
Cada dia más, quizás por la aparente volatilidad de estos tiempos apocalípticos, todos vamos dándonos cuenta que la vida es frágil, fugaz, corta, y que nada mejor que vivirla plenamente. Y dejar al Otro vivirla plenamente como este lo desee y necesite. Live and let live sería.

Monseñor Bergoglio: si continúan de este modo, me place profundamente decirles que ustedes tienen el tiempo demasiado contado... la gente ya no es tan boluda, hemos (duramente, lastimosamente, trágicamente) perdido la ingenuidad, y palabras como las suyas solo lo sumergen aún mas en vuestras soledades: cada vez menos gente les cree.
Cuánto me alegro.

martes, 17 de noviembre de 2009

domingo, 15 de noviembre de 2009

De Izquierda y derecha

…Debemos, por consiguiente, interrogarnos acerca de la naturaleza del socialismo. Saber que es hoy. O saber, tal vez, que es hoy la izquierda… …En las páginas finales de su libro sobre la derecha y la izquierda, Bobbio ofrece algo que denomina su “testimonio personal”… de este modo, la primera y absoluta convicción que tiene Bobbio sobre el hombre de izquierda es su incapacidad para tolerar la desigualdad. Esta incapacidad es la suya y explicita, entonces su “malestar frente al espectáculo de las enormes desigualdades, tan desproporcionadas como injustificadas, entre ricos y pobres, entre quien está arriba y quien está abajo en la escala social, entre quien tiene el poder, es decir, la capacidad para determinar el comportamiento de los demás, tanto en la esfera económica como en la política e ideológica, y quien no la tiene”.

Si nos proponemos partir de elementos sencillos pero, a la vez, contundentes, diríamos que lo que diferencia al hombre de izquierda del hombre de derecha es este “malestar” que menciona Bobbio. El mundo, tal como es, resulta intolerable para el hombre de izquierda. Y si esto es así es porque el hombre de izquierda tiene una aguda sensibilidad (cualidad que lo ennoblece) para percibir las desigualdades. El hombre de derecha, por el contrario, es siempre un “justificador” del estado de las cosas. O las ve como inmodificables, como leyes de un sistema inapelable, o –lo que implica otra faceta de la misma actitud- desarrolla una praxis que tiende a la preservación del estado de las cosas, incluso, en general, por medio de la profundización de los niveles de desigualdad.

Tomemos un ejemplo. Como suele tratar la derecha el problema de la inmigración? Asépticamente dictamina que la cuestión inmigratoria se produce y se agrava por la característica que tienen las economías de libre mercado de generar desempleo. Y, claramente, desliza la culpa social a los inmigrantes, quienes vendrían a entorpecer una de las “facetas” de la economía de mercado. La derecha, en suma, da como “estado natural” la economía de mercado, no traduce, tampoco, su tendencia a generar desempleo como “desigualdad”. No, se trata meramente de una de las peculiaridades del sistema. Peculiaridad que se ve agravada porque los inmigrantes quieren… trabajar. Todo ocurre como si los inmigrantes estuvieran entorpeciendo un sistema que, sin ellos, funcionaria mejor. Que hace ante el mismo panorama el hombre de izquierda? Señala que el problema está en el sistema, que el sistema genera desempleo, y que generar desempleo es generar desigualdad. Es decir: o hay que cambiar el sistema de libre mercado (ante su pavoroso costo social, ante su ahondamiento de las desigualdades) o hay que transformarlo en un sistema de libre mercado con inclusividad social, cosa que posiblemente sea un contrasentido. Y si lo es, el hombre de izquierda lo señalará… En: "La sangre derramada - ensayo sobre la violencia politica" - J.P. Feinmann El libro de Bobbio: "Derecha e izquierda, Razones y significados de una distincion politica" - Norberto Bobbio.

viernes, 13 de noviembre de 2009

martes, 10 de noviembre de 2009

20 años de la caída del Muro de Berlín

Caminé aquel muro. O lo que queda de él. Podría decir que caminé aquel muro.

Tuve la suerte de recorrer lo que fue, lo que dejó. De imaginar cómo fue, cómo fue dejando lo que dejó. Me gustaba pensar qué significaba ese muro.
No sólo intentar imaginar los días grises en la Berlín de la posmodernidad europea; punto de mayor tensión, lugar donde aquellos dos mundos occidentales se encontraban y disputaban La Verdad.

Berlín, ciudad capital gay de Europa, donde saunas de concurrencia homosexual se ubican a sólo dos bloques de lo que haya sido el bunker donde Hitler y sus secuaces decidieron suicidarse ante la inminencia de la derrota a manos del ejército Rojo. Ejército Rojo que, junto a las fuerzas aliadas toma Berlín, ciudad siempre cosmopolita y progresista, razón suficiente para que Hitler la haya odiado; y deciden su división en cuatro sectores, correspondientes cada uno de ellos a las principales potencias aliadas, ahora de ocupación. División que de hecho termina por definir dos enormes Berlín, enormes conceptualmente, en cuanto a densidad de significado. Fueron dos Alemania, pero en Berlín la separación era más visible, más perceptible: era una presencia en lo cotidiano, era un muro.

Era un muro –o dos muros con tierra de nadie en el medio y puestos de vigilancia y alambre electrificado y ametralladoras y Stasi y demás-, que separaba mucho más que una ciudad. Separaba los dos enormes sistemas de pensamiento que en occidente fueron gestándose durante los últimos tres siglos anteriores a 1989.

Era el capitalismo que venía surgiendo sobre todo en Inglaterra; desde las revoluciones industriales, con los saqueos de África y América. La industrialización, las migraciones a las ciudades, la emergente clase obrera, las condiciones de salubridad y seguridad, la especulación. Hasta que Karl Marx llega y basándose sobre todo en la filosofía de Hegel, dice que el espacio de la filosofía debe ser el de intentar modificar el mundo, más que interpretarlo como venía siendo. Interpretarlo para modificarlo. Y Marx, y Engels, y la Revolución Rusa con todos sus problemas: Rusia no era un país industrializado, con una clase burguesa industrial que pudiera engendrar a este nuevo actor social en que Marx depositaba su fe en la Revolución, la dictadura del proletariado. Marx creía en la necesidad de una burguesía desde donde surgiría la fuerza obrera que en una próxima instancia hiciera la Revolución. Pero esto en Rusia no pasaba, y 1917 fue realizado por Vanguardias revolucionarias, no por un pueblo entero consciente movilizado. Ha sido este uno de los problemas desde su génesis de la Revolución Rusa que derivaría en La Unión de Republicas Socialistas Soviéticas que ocupa un cuarto de Berlín tras derrotar al ejército nazi.

De este modo, es posible encontrar ya en la génesis de la Unión Soviética, su carácter cuasi dictatorial, donde realmente las libertades individuales eran sosegadas, fuertemente vigiladas.
Bajo este esquema que no es posible entender dentro de un marco de estado proteccionista, ya que fue mucho mas allá de eso; -Stalin con sus purgas asesinó más personas que los nazis-, es que se entiende a la Unión Soviética como una dictadura frente a la “democracia” occidental. Occidente inyecta dinero, modernización, posibilidad de viajes desde la fría Berlín al cálido Caribe, automóviles de lujo, Coca-Cola, “desarrollo”, “libertad”.

Sucede que el Ser Humano ansía la comodidad, necesita del progreso, es proclive a la fascinación por lo material. Así somos. De esta manera, la Berlín oriental comienza a sufrir grandes migraciones de personas que deciden que su vida pasa por otro lugar y que quieren ser libres. La USSR no tiene otra forma de evitar tanta emigración que cerrando y controlando fuertemente las fronteras con occidente. Todo en un punto. El gran enfrentamiento de la historia del pensamiento de occidente conviviendo en algunos metros, mismos metros desde donde Hitler había decidido el destino de millones de seres humanos, provocando la mayor catástrofe en la historia de la humanidad.

Y algunas de estas cosas pensaba cuando lo caminaba. Fascinado por ir descubriendo cómo las diferencias en Berlín aun hoy persisten. Cómo muchas personas añoran los tiempos del Partido. Cómo los edificios dejan marcas en una ciudad. Aquellos monoblocks… aquella antena de televisión… aquellas estaciones de subterráneo… aquel reloj astronómico… qué fascinante! Cuántos aspectos fascinantes tiene la Unión Soviética…

Y pensaba sobre todo, en el “qué hubiera pasado”. Esa especulación histórica que aunque peligrosa, en ciertas ocasiones merece tomar el riesgo de pensar al respecto. ¿Qué hubiera sucedido si la Unión Soviética hubiera vencido? Sería muy distinto el mundo de hoy… ¿lo sería?
Lo cierto es que la caída del muro de Berlín es quizás el suceso histórico que más habrá marcado la vida de todas las personas que estemos leyendo esto. El fin de aquella bipolaridad instaura en el planeta tierra la hegemonía de un modelo. Un modelo que venía desarrollándose con mucha fuerza, sustentado en la inequidad y la condena de grandes sectores de la población a condiciones pésimas de vida: para que el capitalismo así como lo conocemos funcione, algunos tienen que pasar hambre, trabajar en pésimas condiciones, morir. Inglaterra como centro de Poder donde este sistema comienza a tomar forma, reemplazada en el mando en el Siglo XX por los Estados Unidos, aun hasta el día de hoy potencia hegemónica de este mundo.

El modelo que se impone tras la caída del muro de Berlín es el de la marginación, es aquel que tanto sufrimos en la Argentina en los 90, que venía desde el 76, y que seguimos pagando… El neoliberalismo arrasó y destruyó las economías de los países emergentes como el nuestro, concentrando cada vez más la producción, aquella acumulación marxista en los grandes centros de Poder. El mercado manda, el mercado toma todas las decisiones. En todo. En política. En cine. En urbanismo. En fútbol.
El arma de penetración neoliberal con sentido hegemónico es la última globalización cuyo mayor y más preocupante arrase, mas allá del económico con sus terribles consecuencias sociales, es el de la cultura. Necesitamos oponernos como personas, como nación, como pueblo, a esta idea imperial de dominación. Roma conquistaba territorios para expandir su dominación, su imperio. En el mundo de hoy este tipo de dominación resulta de mayor dificultad y menor eficiencia; en un mundo con cientos de países, luchas de pueblos por su autonomía, una conquista territorial es más difícil de pensar. El modelo vencedor de aquella bipolaridad es perfecto: no necesita de la dominación territorial porque sus formas de propagación y conquista son inteligentes como perversas: la penetración cultural. Esto escapa un poco al espíritu de este texto que tanto estoy disfrutando hacer, pero en vez de tomar un café en Starbucks, quizás, mejor, ¿no es ir a cualquier esquina porteña, tan hacedora de nuestra idiosincrasia, tan nuestra… y con café mucho más rico… y barato?

En fin, pensaba algunas de estas cosas aquel enero de 2006 bajo la nieve de Berlín. Siempre me sentí fascinado por la historia tan reciente, que tanto nos marcó y continúa marcando.
Reivindicando sobre todo la libertad de las personas, pero pensando que también las cosas no son tanto como nos las dicen; que cuando Obama celebrando este aniversario de la caída del muro habla en términos de aquel régimen dictatorial y tirano, propone continuar situando su “tierra de la libertad” como antítesis de estos términos de dictadura y tiranía. El modelo neoliberal que Estados Unidos manda, es dictatorial y es tirano, absolutamente. No pretendo continuar mucho con esto en este texto pero digo… ¿hasta qué punto somos libres hoy? Estamos alienados, presos de un sistema, donde la información o desinformación es la dictadura que nos quita este derecho que tanto necesitamos para realizarnos plenamente: nada menos que la libertad. Los métodos cambian, las ideas son las mismas.

El muro de Berlín me sedujo siempre por su mística y por cierta imaginación melancólica hacia una vida de valores diferentes; donde, con todos los enormes problemas y restricciones a la libertad que existieron, había, se trabajaba en pos de, se pensaba en un Proyecto Común.
Necesitamos mucho de ese espíritu.

Recomiendo las siguientes fuentes para entender y disfrutar un poco más de esta fascinante época de la historia:
- 1984. Libro. George Orwell
- La era de las revoluciones. La era del capital. La era del imperio. Libros. Hobsbawm
- Das leben der anderen (la vida de los otros). Película.
- Goodbye Lenin!. Película.

lunes, 9 de noviembre de 2009

domingo, 8 de noviembre de 2009

Bob Dylan - Blowin' in the wind

Sobre la cuestión gay, política y periódicos

Hay un tipo de energía que mi cuerpo genera que solo puedo consumir en dos acciones pienso. Es una energía que no se consume con el gasto diario, intelectual ni físico. No alcanza con correr ni hacer gimnasia. Va más allá de las pocas o muchas horas dormidas y la buena o mala alimentación del día. De las rachas de mucho sexo o las de poco sexo.
Es una energía que me mueve. Mueve mi vida, mi combustible. Misteriosamente (porque me interesa que así sea, o mejor dicho que así siga siendo: algo misterioso, porque sino indagaría mas al respecto, pero no me interesa, quiero permanecer intrigado, así me gusta), misteriosamente decía, pareciera que esta energía necesitara renovarse no sé si todos los días, pero generalmente como mucho, cada dos o tres días.
Esa energía que me mueve y que no es nada de lo que antes mencioné, como decía, necesita renovarse. Para renovarse, debe ser consumida y como haya dicho, sólo mediante dos acciones puedo consumirla. Generalmente sucede que la masturbación termina de consumir esta energía que me hace estar tan activo durante mis horas de despierto. Pero me interesa en esta oportunidad hablar de la otra acción, que reemplaza a la masturbación en el consumo de energía. Sí, pasa con bastante menor frecuencia, pero cuando sucede esta acción, difícilmente suceda la otra.
Escribir funciona en mí como una forma impresionante de terminar de consumir esa energía que necesita renovarse. Algún irrespetuoso pensará en este momento “ja, la famosa paja mental”. Bueno, quizás así sea, pero a mí me hace bien, muy bien, y también... ¿viene bien cada tanto darle un respiro a nuestro aparato sexual no…?
Sucede que escribir en vez de masturbarme suele repetirse en menos oportunidades; en principio por la mínima lucidez necesaria para esbozar líneas con cierto grado de sentido y además, porque deben aparecer estímulos interesantes que me generen ganas de ponerme a escribir algo, por ejemplo, a las 4 de la mañana.
Ha sido esta una semana cargada, muy cargada de cuestionamientos hacia mí, hacia los demás, y de los demás. Los demás como seres cercanos y amados, y los demás como sociedad en general.
Han sido días de intensos cruces de ideas en torno a lo gay. He confrontado posiciones en relación a la forma de ver y entender el rol de un docente en la universidad. He sido cuestionado fuertemente por mis formas de pensar y los métodos en que expongo estos pensamientos; me hago cargo de algunos de los cuestionamientos, y otros los rechazo firmemente. Unos días en los que, en resumen, me di cuenta que tengo cada día muchas más certezas y menos dudas… Pero que las dudas que van quedando o surgiendo, a pesar de ser mucho menos hondas, mucho más insustanciales que las certezas, se entrecruzan con mis puntos firmes y no logran hacerme tambalear, pero sí me hacen sentir incomodo y en muchos casos, dolido.

1. Reflexiones sobre la cuestión gay y el pensamiento

Cada día pienso, estoy más convencido, que el pensamiento de una persona íntegra es una totalidad. Los tiempos de madurez y desarrollo de dicha totalidad varían según cada persona, lógico, cada uno tiene sus tiempos. Pero la coherencia encuentra su final realización cuando todas las aristas de un pensamiento responden a lógicas similares, parten y retornan a un lugar, o una posición. Desde esa posición, es que el hombre coherente ve el mundo, lo interpreta, y de este modo se siente sumergido en el mismo.
Pienso en el concepto de paradigma como cosmovisión: cómo ve el hombre al mundo y como se ve el dentro de ese mundo. Los valores, los saberes y el universo simbólico de una sociedad encuentran su totalidad en el concepto de paradigma. Las revoluciones industriales –saber- hicieron al hombre moderno sentir una confianza gigante, absoluta, en su capacidad creadora; el hombre se sintió así el hacedor supremo del progreso social –valor- y dicha fe en sí mismo y en su poder de creación hicieron a la arquitectura moderna, al arte moderno, la literatura moderna. Ciencias, arte, saberes, haceres en fin, encuentran su sentido totalizador en el concepto de paradigma.

Sucede que así funcionan las cosas, así funciona el mundo, así funciona el hombre. Y de esto se trata… comprender, es darse cuenta de que una estructura de pensamiento no es sencilla y casual sino todo lo contrario: súper lógica y densa. De este modo, resultaría falaz entender los diferentes pensamientos de un hombre coherente como autónomos, dependiendo el caso en cuestión. El pensamiento de un Ser Humano lógico, coherente, encuentra quizás no siempre de manera acabada, pero al menos el intento, o las contradicciones conscientes de este proceso de intención, de lograr sentido mediante la totalización de las distintas ideas, que responden a una forma de ver el mundo, las cosas.
Cierta “orientación política” (si consideramos este concepto en su hoy común significado en relación a la elección y crítica hacia las clases gobernantes y sus decisiones, porque estoy convencido que todo en la vida es político, que somos todos seres ante todo políticos y por eso en cierto punto me parece leve, hasta estúpido hablar desglosando estos conceptos, pero me es necesario para la comprensión de lo que quiero decir), decía, cierta “orientación política” en el hombre coherente, es, justamente, coherente, con posiciones ante demás asuntos de la cotidianeidad sobre los cuales este hombre tiene una forma de ver. Quizás, mejor, explico el siguiente ejemplo de lo sucedido estos días en torno a los debates en relación al casamiento entre parejas del mismo sexo y a la marcha del orgullo gay.

Recibo un mail de una querida amiga, angustiada, anonadada por cierta editorial del diario La Nación del día jueves 5 de noviembre. Básicamente, porque no vale la pena siquiera hacer mención a las burradas que decía dicha editorial, las ideas que expresaban eran en pos de “rescatar los valores de la familia tradicional” y “no ir contra la naturaleza” en referencia del significado del casamiento entre personas del mismo sexo. No quiero ahondar mucho en esto, solo hacer un par de breves reflexiones: en primer lugar, quien le dijo al imbécil que escribió eso, y a los imbéciles editores a los cuales este ser imbécil representa, que el matrimonio es algo “natural”? Que científico, que estudia la naturaleza, puede decir que la unión contractual en matrimonio es natural? Si la misma definición de matrimonio dice que es un contrato. La naturaleza creo contratos? Tengo para mí que no, que la naturaleza creo sapos, arboles, volcanes, mosquitos, leones, y seres humanos. Luego, el cómo se organizaron, fue problema de ellos no? Puede ser alguien tan estúpido como para obviar que en la génesis del concepto de matrimonio esta la cultura, la decisión del hombre y no de Dios o quien cuernos sea? Mas aun, inclusive asumiendo como verdadera la fabula de la creación del mundo en siete días, Dios creó a Adán y Eva cierto? Bien, creo acaso también un papel en el que haya dicho: firmen muchachos, no sea cosa de que después no puedan tener una obra social para sus hijos o que algún burocrata hijo de puta quiera cagarles la jubilación o la herencia…!?

Bueno, este es un primer punto que se acerca al eje de este texto y es cuán fácil es detectar la falta de sustancia en ciertos discursos… porque, de nuevo, inclusive suponiendo como verdadera la forma de ver el mundo de estos señores feudales conservadores de las “buenas tradiciones” y las “mejores familias”, incurren en horrores que son pura insustancialidad, para sostener algo que saben es insostenible. Volveré pronto sobre esto.
La otra observación al respecto de la editorial de este diario como me gusta llamar proto-fascista, es pensar que siempre, ante cualquier discusión o puesta en crisis de las cosas en la vida diaria, es conveniente tomar como parámetro máximo de referencia a la realidad. Ir a la realidad y observar. Me pregunto que sucedería si el hijo de la honrada y elegante señora que escribe tal elegante editorial para compartir en sus círculos de relación y comentar lo necesario de sostener las buenas tradiciones de las buenas familias, tradicionales, que hacen y han hecho a la grandeza de esta nación, es gay. (Si supiera, señora bien, cuanto puto hay en las familias bien!)
Que sucedería con esta señora y sus palabras? Dos opciones, que también van acercando al centro de este texto: o sostiene lo que dice y automáticamente así condena a su hijo a la no aprobación de su realidad gay (basta de decir condición gay, como si fuera condicionante para algo ser gay. Si no digamos también condición heterosexual y listo). Decía, o le coarta a su hijo, al menos desde su lugar, la posibilidad de formar una familia como tanto puede el desear, sosteniendo sus infames y retrogradas, anacrónicas y escolásticas palabras, o se da cuenta de que el amor por su hijo es más fuerte y que solo desea verlo feliz: realizarse como persona en sus proyectos, y apoya su decisión y deseo de formar una familia con dos padres del mismo sexo.
En esta última posibilidad, y cada vez estamos más cerca del centro del texto, estaría resultando esta persona en una farsante, en una hipócrita. Sencillamente, porque actuaria de una manera diferente a lo que escribió y público en aquel abominable periódico, segundo en tirada de la Argentina, primero en antigüedad.

2. Hipocresía o ignorancia en el pensamiento de derecha

Surge aquí, según este caso, la posible siguiente conceptualización que funcionara como ejemplo para lo que intento sostener:
Incurriendo en contradicciones tan hondas como conscientes que hacen de su discurso una falacia vacía, vacía de sustancia, en caso de decidir mantener su postura ante la posibilidad de casamiento entre dos personas del mismo sexo, esta persona estaría condicionando en forma negativa a su hijo. Es decir, absolutamente consciente de su insustancialidad, estaría intentando sostener, perpetuar, cierto estado de las cosas. Es el primer rasgo que encuentro distintivo del pensamiento de derecha: la hipocresía de intentar sostener las cosas a pesar de darse cuenta de sus enormes problemas y vicios.
En el segundo caso, si esta persona se sincerara consigo misma ergo con su hijo, estaría, al escribir este tipo de notas editoriales, siendo funcional a una publicación para nada inocente, justamente todo lo opuesto, conservadora que intenta perpetuar el orden actual de las cosas. Esta persona resultaría también hipócrita en este caso, por hacer circular ideas en las que ella no cree.
Bien, el asunto es entonces que digo que el pensamiento de derecha si no es ignorante, es hipócrita. Esto lo estoy desarrollando de una manera bastante más profunda en un texto llamado “por que soy de izquierdas”. Pero este ejemplo de la editorial del diario La Nación me sirve como gran ilustración de este asunto.
Pongamos dos personas intelectuales, analistas, de igual grado de inteligencia. Una de derecha, otra de izquierda. La realidad es común a ambos: ambos ven guerras, muertes en vano, mucho hambre en el mundo, injusticia, impunidad, pésima distribución del ingreso, enormes desigualdades sociales, niños que mueren desnutridos, genocidas mirando la televisión tranquilos en su casa en vez de estar pudriéndose en la cárcel, el planeta destruido ecológicamente, los servicios que funcionan mal y actúan impunemente, los homosexuales que no pueden casarse ni adoptar, y mejor no continuo… Todo esto es la realidad, es visible e innegable. Estas dos personas, de la misma capacidad intelectual, observan esta realidad.
Cuál es el sentido de progreso que puede proponer el pensador de derecha, que ante este estado de situación, solo le interesa perpetuar el estado de las cosas, solo porque no le interesa perder, siquiera ceder parte del Poder que detenta? Y aquí resulta el punto de mayor dolor creo: darme cuenta que el pensamiento de derecha no es vacio como pensaba, sino que es lleno, muy lleno. Esta completo de perversión. Es perverso porque sabe que las cosas son injustas y que el cambio es necesario y urgente. Pero sabe también que dicho cambio es cada día más cercano, y teme a eso. Y por eso hace todo lo posible, mas allá de su consciencia, por detener a ese monstruo gigante que es el progreso y los amenaza. Se dan cuenta que el Poder político no lo tienen e intentan constantemente desestabilizar al gobierno democrático. Se dan cuenta que la cuestión gay es cada día mas usual, centro de debate y visible, y en nombre de la bendita Iglesia, pilar fundamental de la ideología y política de estos sectores, intentan frenar el avance de la liberación total gay. Como intentaron frenar el avance rojo allá por los setenta, desapareciendo a 30.000 personas.

Invito a la persona que desee discutir esto conmigo, a que me presente una lista de acciones o aunque sea promesas de acciones políticas de algún representante de estas “ideologías” –hoy el termino ideología ha mutado sustancialmente al punto de significar en este caso nada más que todo lo que recién he explicado en cuanto a la perpetuación del Poder- y así analizar a fondo donde está el sentido de progreso de estos sectores.

Los problemas de seguridad no se solucionan bajando la edad de inimputabilidad y poniendo mas patrulleros Macri, se solucionan, por ejemplo, educando al pueblo, De Narváez. Los problemas de transporte de la ciudad no se solucionan secuestrando violentamente y cobrando montos ridículos para su recuperación autos de la calle y haciendo multas estúpidas Macri, se solucionan haciendo los kilómetros de subte que prometiste. La marginalidad se combate con trabajo, con industria nacional, la que ustedes y sus amigos se encargaron de destruir y negociar para su propio beneficio desde 1976.

3. La posición ante las cosas

Pero decía yo a mi amiga que no me sorprendía dicha editorial viniendo de la fuente de la que venía. Y decía también que contrastaba dicha editorial con el suplemento SOY, del diario Página/12, un suplemento de identidad, con recurrentes notas sobre transexualidad, homosexualidad, y temas relacionados con la diversidad sexual. No adscribo a todas las líneas de este periódico, sobre todo en su tendencia bastante oficialista, soy muy crítico a este gobierno. Pero si detecto, en la profundidad y el enfoque que este diario presenta, una diferencia abismal con los diarios del establishment argentino.
Digo que Página/12, un diario si se quiere mas de izquierda, cuyo lema dice algo como “el diario que te hace pensar”, realmente tiene una propuesta que mas allá de la tendencia, intenta hacer al lector cuestionarse, reflexionar, pensar. No es casual que un diario como este apueste a un suplemento como SOY, y haga propagandas muy llamativas en su portal con un banner invitando a la marcha del orgullo gay.

Con los errores y problemas que pueda acarrear este tipo de enfoques de la realidad; la sustancia, es profundamente bella y romántica: las ideas de un socialismo pero en su definición de la búsqueda del bien para todos seducen, convencen, y finalizan en hermosos y sinceros textos editoriales donde una mujer expresa que con la “locura” de su vida cotidiana, lo más sano que tiene es amar a su mujer.
La tendencia de una publicación es la tendencia de un pensamiento que si pretende ser coherente, es totalizador: nuevamente, la “orientación política” es coincidente con la posición ante estos temas como ser los derechos de las minorías en este caso sexuales, pero de nuevo, coincidente con una forma de ver el mundo, las cosas, donde la búsqueda de justicia, igualdad y paz social se totalizan y conforman el núcleo desde donde todas las posiciones ante las cosas surgen en unidad.
Esto por más desliz eventual que la publicación pudiera tener estos días bajo el desesperante estado actual de la guerra entre los medios de comunicación: ante tantísima ofensa anti-gobierno de los más grandes grupos mediáticos, es hasta entendible que este diario de enormes coincidencias con la visión dl gobierno, se haya tornado tan oficialista.

Pero claro, La Nación también propone un pensamiento totalizador y coherente, mas aun observando su historia: desde su fundación por Bartolomé Mitre, hacedor de la infame guerra de la Triple Alianza destruyendo Paraguay y asesinando a gran parte de su población en beneficio por sobre todo de Inglaterra, pasando este siglo y medio, mostrando una fortísima posición ante las cosas: que no cambien. Así se entiende esta abominable editorial.

Entender te permite ser libre.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Disco de la semana #3

Manu Chao - La Radiolina (2007)

Fuerza y muy buena onda desde el inconformismo!

Comprender las cosas

Comprender significa que uno pueda analizar un suceso de la historia sin extraerlo de su contexto, que no sólo implica el acabado análisis de su contemporaneidad, sino también el pasado que está presente en esa contemporaneidad condicionándola, sobredeterminándola. Que una situación histórica esté sobredeterminada implica, ante todo, que su comprensión no es fácil, que no obedecerá, esa comprensión, a una sola causa, que nada nos ahorrará el trabajo de buscar, analizar, y por fin, totalizar una serie de determinaciones cuyo conjunto (y sólamente su conjunto) puede explicar un hecho. Todos los hechos están sobredeterminados, ya que en cada uno de ellos se expresa la compleja trama de la Historia, pero hay algunos que reclaman altamente nuestra paciencia, nuestra cautela y hasta -si es que podemos acceder a ella- nuestra laboriosa sabiduría.

J.P. Feinmann en "La sangre derramada". 1998

lunes, 2 de noviembre de 2009

Hey Jude


Descripcion parametrica del gran tema de Paul McCartney =)

domingo, 1 de noviembre de 2009

Detener el Tiempo - Capitulo 1

-Tengo que estudiar, no voy a poder ir, disculpame.
-Está bien no te hagas problema, lo importante es que te recibas… Día de la madre es todos los días y esto no deja de ser un día comercial, como vos decís.
-Si ma, lo sé. Bueno, entonces no voy a poder ir pero hagamos esto: vamos a almorzar un mediodía de la semana que viene, que voy a estar un poco mas tranquilo con el laburo y ya voy a haber rendido el examen.

Bueno eso precisamente no sucedió… o pongámoslo mejor: sigue aún pendiente. Pero qué extraña había sido aquella conversación… finalmente, una vez mas, como casi siempre, se salió con la suya. Realmente ella no estaba dolida, y él se daba cuenta de eso. La conocía demasiado. Eran muy parecidos en el sentir, y él podía entender todo lo que ella sentía sin siquiera esperar palabras suyas que lo explicitaran. La conocía demasiado. La conocía demasiado y sabia que no estaba dolida ni molesta, que aquellos malhumores por días de la madre anteriores donde no se había hecho cargo de acordarse especialmente de su madre –porque él decía que esos días son comerciales, y que de ella se acuerda todos los días de su vida-, decía, que aquellos malhumores eran parte del pasado, que todos habían crecido mucho este último tiempo y que de verdad, estaba todo bien.

Sin embargo había algo aun en su Ser que no terminaba de emanciparse de aquellas pautas o conductas que lo habían incomodado siempre según las cuales había sido educado y formado.
Recordó aquel pensamiento Sartreano que tanto admiraba por su claridad. “Cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”. Cuanta tela para cortar hay aquí! Cuanto para pensar! Bueno si, realmente le gustaba mucho pensar.
Esto que le sucedía ahora era, pensaba él, un rasgo que le hacía dar cuenta que aun no era Hombre. Hombre con mayúscula, hombre en todo el sentido de la palabra. Si, si contara a Sartre lo que me sucede en estos casos, el diría que no termino de ser un hombre, pensaba, quizás de un modo algo extremista.
Pero era interesante este pensamiento: se veía tan maduro, tan desarrollado, tan Hombre con mayúscula en tantos aspectos de su vida, se sentía tan exitoso en aquellos aspectos en los cuales ya era Hombre, que le incomodaba pensar que aun en otros, no lograba serlo.

Inquieto, fascinado, pensaba.
Bueno, si cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él, podemos empezar a pensar en la calidad de las personas: que es la calidad de una persona? Que hace a la calidad de una persona? Puede hablarse de calidad, o mas aun clasificarse a las personas según sus cualidades?
Este enunciado está dividido en dos partes, si se quiere, históricas y sucesivas. Si cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él, tenemos al hombre, y tenemos lo que hicieron de él, previamente.
Pensó entonces que mucho de lo que un Hombre es, tiene sus orígenes en cómo fue formado, estimulado, que vivió, que pensó, cuanto cariño y limites recibió, en fin, lo que hicieron de él. Porque si para Ser el hombre utiliza toda esta densidad de formación que recibió para de algún modo procesarla y encontrarse con sí mismo, con su esencia, con sus intereses, con su verdadero y hondo Yo, en una primera instancia, corre con una gran ventaja un hombre que ha recibido mucho bueno por sobre alguien que ha recibido poco bueno, ni hablar de alguien que haya podido recibir mucho malo, e inclusive, alguien que no haya recibido nada.
La primera condicionante entonces en la calidad de una persona dedujo, es lo que ocurre en el primer tiempo de su vida, cuando son otros los que lo van formando, cuando la construcción de su Ser no depende en forma consciente de sí mismo. Pero aquí se complejiza la cuestión, pensó: condiciona pero no determina. Le fascinaba la claridad, la sintesis, el alcance de este último enunciado.
Y es cierto, condiciona pero no determina. Una buena formación como persona condiciona a un proyecto de Hombre de una manera positiva si se quiere: si le han sido inculcados valores de respeto, conducta, honestidad, trabajo, humildad, sinceridad, compromiso, difícilmente una persona pueda resultar “de mala calidad”. Pero puede suceder.
Si es más probable, pensaba, en cambio, que alguien formado bajo la violencia constante y honda que genera la indiferencia, o bajo cualquier otro tipo de violencia con todo lo que esto acarrea; sin demostración de afecto, sin imposición de límites, sin demostración de ejemplos de vida, con valores tergiversados -el dinero ni todo lo que el compre no ocupara jamás el lugar de un padre o de una madre ausentes, para que tienen hijos si no están en sus cumpleaños o graduaciones-, pensaba.

Es más probable, quería decir que pensaba, que alguien así criado resulte lastimosamente, en una persona de no tan buena calidad. Pero en absoluto, y aquí viene el concepto de determinación, esto es algo directo y univoco: un hombre así formado, puede, por su naturaleza y con toda la fuerza que tenga en su cuerpo, romper con esta formación que tanto daño pudo haberle hecho, y con todo el esfuerzo convertirse en un Ser receptivo, abierto a intentar ser un Hombre de calidad, un Hombre hermoso y con mayúscula.

Notaba cuanto sufrían los hombres de esta tipología: sus ganas de Ser íntegros, completos, de brindar todo lo que no recibieron, todo lo que la vida no les dio, contrasta con ese enorme vacío que generaron en ellos, y eso es un dolor tremendo.


Conocía algunos casos, de ambos tipos de hombres.

La cuestión era, entonces, que es lo que le jodia, que era aquello que no lo dejaba terminar de ser Hombre?
Eran varias las situaciones que lo hacían sentir así pero más precisamente en este caso, pensaba en la Culpa.
Cada vez que le mencionaban dicha palabra preguntaba socarronamente que significaba aquello, ya que no creía, o decía no creer en eso. Nunca más, después de tanto tiempo que esa puta palabra lo había hecho sufrir tanto: odiarse, y odiar a aquellas personas que tanto, que todo le habían entregado para que el con su fuerza y capacidad natural, se hiciera Hombre de una vez.
Se hacia el desconcertado, se hacia el boludo. Pero sabía bien lo que significaba.

Que le daba culpa ahora? Haberle dicho a la madre en el día comercial de la madre que se quedaba en su casa para poder estudiar y no estar haciendo aquello para lo cual había dicho a la madre que faltaría a la reunión familiar.
Que sucedió? Que se despertó temprano, temprano para un domingo, a las diez de la mañana. Salió a dar unas vueltas, a tomar un poco de aire previo sentarse a estudiar para ese maldito examen que habría de rendir por segunda vez. Era una mañana primaveral exquisita. La gente en las veredas desayunando al sol, poco tráfico, esos días en los que uno piensa: y donde están todos los problemas que tiene vivir hacinados en esta ciudad?.
Camino mucho, cada cuadra que se alejaba era una excusa mas para no regresar a estudiar. Una mas… una mas… una mas… y encontró una librería abierta. Abierta aquella mañana exquisita de domingo. Había que estudiar, pero la mañana era más exquisita aun si entraba a aquella librería.

Y pensó que la vida era, por lo menos acercándose a los treinta años, o mas bien, que valía la pena, deteniendo el tiempo, y que esto no se lograba de otra forma que ni más ni menos, intentar disfrutar plenamente de cada pequeña cosa, cada pequeño momento, y decidió entrar.

Y como aquellas situaciones que a veces llamamos señales (me pregunto señales de que – nota del narrador) que hacen pensar a uno que ha tomado la correcta decisión, se encontró al entrar con el hombre mas hermoso que había visto en tiempo.

En aquella libreria, aquel domingo de primavera, estaba introduciendose en un mundo que no conocia ni imaginaba conocer, menos aun en una libreria un domingo por la mañana, cuando deberia haber estado estudiando, segun lo que habia dicho a su madre.


Detener el Tiempo - Introduccion

A continuacion, la introduccion o primera parte de una serie de "capitulos" cuyo eje estructural lleva por nombre "Detener el tiempo".
Eje estructural o hilo conductor; es un proyecto de escribir ficciones donde las reflexiones y pensamientos del personaje protagonista iran tramando cierta realidad, esto es, diferentes grados de sentido y relacion entre los textos a publicar.
No es mas que un proyecto esencialmente experimental, ya que mas alla de esta introduccion los textos aun no existen; y en todo caso esta imposicion de una estructura de organizacion puede resultar tambien como metodo de incentivo para escribir.
Y si de alguna manera lograse hilar los diferentes pensamientos que este personaje vaya explicando en cada "capitulo", el resultado totalizador sinceramente puede ser mucho mas interesante. Es para ser sincero tambien esta la apuesta, para eso el recurso de la ficcion.
Veremos que sucede.