viernes, 15 de mayo de 2009

Los elefantes son contagiosos

Concreto y sensible. O sensible y concreto.
Soy, somos.
Muy sensibles, muy concretos.

No hay que tener miedo. Los miedos no sirven. Hablando de nuestra sensibilidad, hablaría de vértigo más que de miedo. Y me gusta cuando Kundera dice del vértigo que es esa sensación que nos ocurre al pararnos de borde al abismo, al precipicio y sentirnos tentados por arrojarnos a el...
Una vez pensé la sensibilidad simplemente como la conexión con nuestra esencia y si a mayor sensibilidad mayor conexión, mas sensibilidad resulta en apasionamiento y goce profundo. Creación pura, desde bien adentro desde lo profundo, logrando traspasar muchos filtros que limitan nuestra creatividad esencial.
No quiero robar mas lineas con mis ideas en este momento pero quiero decir definitivamente que el ser y saberse una persona muy sensible debe entenderse como un regalo de la vida y no temerle en absoluto.

... La lectura comienza desde niños. Los cuentos para dormir, para colorear, para jugar o fantasear. La capacidad de soñar, de inventar, de crear historias y de deformarlas para volverlas a contar luego desde nuestra propia imaginación.
Los juglares contaban y transmitían historias de lugar a lugar, de persona a persona, de pueblo en pueblo, de generación en generación. Esto generaba un comienzo, un polo, y luego una radiación, una expansión hacia otros sitios. Era un traspaso muy fuerte de la lectura, de la cultura del lugar. La herramienta era muy simple, la PALABRA, y muchas veces la música, el juego, la representación. En todo esto, se generaba inconscientemente un NEXO, una union muy fuerte, invisible, entre las personas. Se gestaba y se mantenía encendida una IDENTIDAD de cada lugar.
Esta idea no era estática sino que se renovaba y se transformaba a medida que era conocida y contada entre personas, y a través de lugares. Era posible hacer propia una historia para luego devolverla modificada. Se trataba sin más de un FLUJO constante e INFINITO de ideas, de la energía misma de una sociedad transformándose. Esta energía es inagotable por definición y crea el necesario nexo, la unión, entre personas que posiblemente jamás se conozcan pero que han quedado unidas, conectadas a través de la PALABRA.

Lo interesante de este tejido es que puede variar. Que aún mas, no puede este tejido u organismo mantenerse vivo o existir si no existen sus propias variaciones. Algo así ocurre con la vida de cada Ser Humano. Puede evolucionar o involucionar incluso, por ciclos o períodos, pero nunca estar quietos (sólo hasta encontrar su muerte, y aún así todo vuelve a empezar).
Se puede incluso llegar al mismo punto de un determinado ciclo, y hasta pasar varias veces por el mismo, pero siempre se llegará a través de experiencias que nos habrán modificado. Tal vez nunca volvamos a verlo del mismo modo aunque pasemos por el mismo lugar millones de veces.

La lectura tiene esa misma evolución personal. Lo que un libro representa para una persona de seguro no lo hará para otra. Cada palabra tiene un bagaje, una connotación personal, basada en nuestra propia historia, en nuestra única e irrepetible vivencia, experiencia y paso por esta vida. A nivel individual ninguno de nosotros podrá sentir o entender un mismo texto luego de haber recorrido nuevas experiencias que nos habrán modificado. Las imágenes, la caracterización de los personajes, las fantasías son por suerte irrepetibles. Digo "por suerte" porque esta, nuestra propia representación de las palabras (unidas en cualquiera de sus formatos) hace que amemos los libros, que los sintamos propios. En algún punto de nuestra inconsciencia, los personajes son, al igual que nosotros, seres que viven, que transpiran, que sueñan, que sufren. Y nosotros reaccionamos, evolucionamos con ellos.
A veces los personajes o lugares pasan a un campo en el que resulta difícil encontrar el límite entre la fantasía y la realidad. Este se desfigura, se vuelve virtual.
Acaso cuando somos chicos (y algunos grandes tambien) no soñamos con ser ellos? no jugamos a vivir en un lugar así, lleno de fantasía? no pretendemos ser alguno de nuestros heroes?
Cómo le explicamos a un niño que ese lugar no existe? O tal vez de algún modo existe?

El LIMITE entre realidad y fantasía se vuelve virtual; y esto sólo puede y debe suceder en el lugar de las artes. En este lugar todo es maravillosamente posible. El ida y vuelta entre la vida y la muerte; la variedad de personajes, la degradación, la locura, la marginación y la posibilidad de mirar a través de ellas, de integrarla, de entenderla, de espiarla. Los límites, una vez mas, se distienden, se disgregan, se alejan. No son aquellos que en la vida real podríamos tener. En la realidad solo estaríamos mas cerca de temer que de volar.

Eleonora Martinez. FADU - UBA 2009.

Y sí, es como ese final ...estaríamos mas cerca de temer que de volar...
Y si en realidad el gran problema que tenemos las sociedades de esta era es el exceso de concreción..?

Gracias por tanta belleza.

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