¿Y si no solamente tenemos dos ojos, dos oídos, dos brazos y dos piernas sino también dos cerebros, dos corazones, dos almas, que están en perpetua negociación? Las dos mitades de mi alma no podían estar más lejos una de la otra. Debían recorrer millas y millas cada noche para poder juntarse a dormir. De ahí venía mi fortaleza: de la capacidad para lograr la cooperación entre estas dos mitades.
N. Mailer
No hay comentarios.:
Publicar un comentario