Tomo prestado a Ortega y Gasset el título de uno de sus brillantes ensayos para esta reflexión que se hizo esperar, hacía un tiempito ya que no escribía…
Sinceramente hoy quería escribir, y yendo a la facultad pensaba en escribir sobre otra cosa, que queda pendiente ya que es una palabra que me apasiona y sobre la que pienso y vuelvo intermitentemente en mis días. De hecho hasta hace media hora seguía pensando en escribir acerca de ello. Sin embargo, creo cada día mas que las personas y las palabras son las que van haciendo nuestro quehacer: cómo es esto? Por mas plan que uno tenga, el intercambio con el otro, con “la gente” termina de moldear nuestras ideas, intereses, momentos, acciones en fin. Todo el tiempo.
Es así como desplazo de algún lugar de mi cerebro, aquel donde suelen alojarse los intereses más inmediatos, aquel interés sobre el que volveré, y desde el devenir de las últimas horas de este día lunes, aparecen en ese mismo lugar las intenciones de hablar del hombre y sus ideas con la gente.
Brevemente: un par dialéctico es aquel en el cual dos elementos son conformantes del mismo porque se determinan entre sí. Uno es la negación del otro y negación significa inclusión: el hombre es a la gente como la gente es al hombre, o el hombre es hombre porque no es gente, y la gente es gente porque no es hombre.
Me interesa en este sentido y como siempre, al hombre como productor de cultura. O mejor dicho, como constructor de conocimiento y de sentido. Claro, en relación a la sociedad o a la gente en este apasionantemente interesante par dialéctico que conforman.
Agradezco las lecturas y las críticas hacia mis ideas y escritos. Es difícil evadir esa cualidad que tenemos las personas de catalogar o fabricar taxonomías de las cosas. Recurso positivista si se quiere, creo que en cada uno de nosotros, quizás por la formación que hemos recibido, existe y perviven ciertas tendencias positivistas, en el sentido en este caso de la necesidad –hasta inconsciente- de categorizaciones y definiciones cuantitativas y cualitativas unidireccionales (contrarias a la dialéctica).
Somos, soy, preso de esto y desde aquí puedo decir que las mejores críticas que he recibido son aquellas que con gran inteligencia logran encontrar en mis palabras formas de mi persona que me interesa revisar, por lo menos indagar al respecto.
Creo que en un diccionario de sinónimos, la palabra felicidad podría ser definida como plenitud. Y la palabra plenitud podría ser definida como serenidad y ya saliendo del diccionario de sinónimos, ahora en uno de conceptos, la serenidad como un estado de contacto y conocimiento profundo con el Ser: conocer, entender, saber lo que uno necesita, lo que a uno le hace bien. Así, los cuestionamientos hacia modos de Ser, significan preguntas que son como puertas que uno va abriendo en el camino del autoconocimiento (y esto no es un libro de autoayuda), en una sucesión de puertas interminable.
Gracias de nuevo por las lecturas y las críticas, y de este modo me inserto de una vez en lo que quería hablar, de otro modo esta especie de prólogo podría durar cientos de páginas (qué difícil no irse por las ramas! O mejor, qué bueno está irse por las ramas!).
La construcción de conocimiento.
La cultura nos es dada. Es así? Podemos decir que nacemos y ya estamos insertos en una cultura. Ya los primeros segundos de vida, aunque nuestra consciencia aun no sepa trabajar, somos cargados de información cultural: entiendo a la cultura como todas las creaciones de una determinada sociedad para hacer frente a sus necesidades, tanto primarias –el refugio, la comida, la educación- como las secundarias. De este modo, el guante de la partera que nos recoge del vientre de nuestra madre, ya es cultura. Ni hablar de las palabras que se dicen en el lugar donde el hecho transcurre. Desde ese segundo de vida nos vamos llenando de cultura, el respirar, el devenir, el estar vivo confronta al Ser Humano con la cultura.
En la especificidad de una disciplina o de cualquier actividad del hombre, la llegada de un nuevo ser cognoscitivo al mundo significa un aporte a la cultura propia de dicha actividad: una persona que maneja un taxi es precedida por otras personas que manejaban taxis, que le enseñan el mundo de los taxis, y este nuevo chofer con el simple hecho de manejar, está aportando algo nuevo a la conducción de taxis: lo estará construyendo o deconstruyendo, pero está significando algo.
Un arquitecto construye sobre miles de años de arquitectura. Un cirujano opera utilizando los descubrimientos de sus antecesores.
Ahora bien, y retomando la dialéctica del hombre y la gente: qué papel juega la individualidad; el genio perceptivo, analítico, reflexivo, propositivo en este esquema de funcionamiento de las cosas?
Entonces la palabra Idea resulta esencial.
Una idea es una postura surgida de una primera instancia de reflexión que toma carácter propositivo al trascender el espíritu analítico expresando una intención basada en una determinada manera de ver y entender las cosas. Dicha intención es esencialmente política: pretende expresar el modo ideal de encarar un problema (de ahí Idea) de su autor. En otras palabras, en un proceso inconsciente, desde su génesis las ideas tienen una finalidad de convencimiento ya que no son otra cosa que una exposición de nuestras más profundas convicciones, convicciones que nos hacen mirar (o reflexionar) de una determinada forma, y proponer en consecuencia.
Pero las ideas, tienen entonces un carácter racional o irracional? Son conscientes o inconscientes?
Creo que las ideas son a nuestra semejanza: están compuestas de una parte lógica, racional, y de otra irracional, propia de cada uno de nosotros. Afortunadamente que así sea, ya que en un mundo donde las ideas sean puro producto lógico-racional, la diversidad y el conflicto, y por ende la evolución, no existirían.
Así, las ideas en ciertos casos son expuestas de un modo categórico.
Adjudico esto a su proceso generativo: creo que debemos ser cautos, pero gracias por aquellos momentos donde la irracionalidad –la pasión en este caso- le gana aunque sea por un rato la pulseada a la razón y crea, desde lo más profundo.
La creación de la pasión es la más profunda: la racionalización resulta necesaria en una humanidad regida por la razón –y qué bueno que así sea, sino creo que las cosas estarían peor de lo que están- , pero las ideas categóricas, aquellas que salen desde el apasionamiento, son necesarias y bienvenidas sean!
En última instancia, pienso que estas ideas tienen la cualidad de ser potencialmente conflictivas o polémicas: no existen dos personas iguales por ende si una idea expresada no está sujeta a una estructura de consenso –gran parte del mundo racional es esto-, por su naturaleza generará polémica. Si resulta de cierto grado de interés y logra encontrar algún punto de sustento, esta idea será desarrollada, racionalizada, para luego, al encontrar consenso, convertirse quizás en un nuevo saber o una nueva mirada (aceptada) hacia determinado asunto.
Sólo digo –y este concepto ya lo expresé en algún momento- que estos momentos de pararse desde el mundo de la luz y traer del abismo, del mundo de las tinieblas, estos nuevos acercamientos a las cosas, son los de mayor intensidad en la generación del conocimiento.
El proceso: surgimiento de la idea apasionada – expresión de la idea – discusión de la idea – revisión de la idea – conformación del concepto; resulta bajo este punto de vista el legítimo modo de construir conocimiento.
Es importante creo tener consciencia de esto, en definitiva:
Que los pensamientos provenientes del mundo irracional toman forma en este mundo que podemos percibir a modo de pasión, y que su intensidad y belleza son profundas como nuestro Ser. Pero que este mundo existe bajo parámetros de racionalidad, en el que estos pensamientos deben poder encontrar su lugar, en estas estructuras de consenso, necesario para el entendimiento entre las personas.
Agradezco las críticas, me hacen crecer y mucho, de verdad.
Y ratifico el espíritu categórico de ciertas ideas aquí presentes, al fin y al cabo, y de un modo más egoísta, como dije en el primer artículo de este blog, estas cosas que escribo son para mí y decidí compartirlas.
Pero valga la aclaración de esta ratificación: ideas categóricas en su estado de mayor autenticidad, ideas que una vez que son parte del mundo perceptible necesariamente comienzan a dejar de ser categóricas, ya que necesitamos entendernos.
“Si no existe un país para mí, me haré un mundo” Xul Solar.
EP
Sinceramente hoy quería escribir, y yendo a la facultad pensaba en escribir sobre otra cosa, que queda pendiente ya que es una palabra que me apasiona y sobre la que pienso y vuelvo intermitentemente en mis días. De hecho hasta hace media hora seguía pensando en escribir acerca de ello. Sin embargo, creo cada día mas que las personas y las palabras son las que van haciendo nuestro quehacer: cómo es esto? Por mas plan que uno tenga, el intercambio con el otro, con “la gente” termina de moldear nuestras ideas, intereses, momentos, acciones en fin. Todo el tiempo.
Es así como desplazo de algún lugar de mi cerebro, aquel donde suelen alojarse los intereses más inmediatos, aquel interés sobre el que volveré, y desde el devenir de las últimas horas de este día lunes, aparecen en ese mismo lugar las intenciones de hablar del hombre y sus ideas con la gente.
Brevemente: un par dialéctico es aquel en el cual dos elementos son conformantes del mismo porque se determinan entre sí. Uno es la negación del otro y negación significa inclusión: el hombre es a la gente como la gente es al hombre, o el hombre es hombre porque no es gente, y la gente es gente porque no es hombre.
Me interesa en este sentido y como siempre, al hombre como productor de cultura. O mejor dicho, como constructor de conocimiento y de sentido. Claro, en relación a la sociedad o a la gente en este apasionantemente interesante par dialéctico que conforman.
Agradezco las lecturas y las críticas hacia mis ideas y escritos. Es difícil evadir esa cualidad que tenemos las personas de catalogar o fabricar taxonomías de las cosas. Recurso positivista si se quiere, creo que en cada uno de nosotros, quizás por la formación que hemos recibido, existe y perviven ciertas tendencias positivistas, en el sentido en este caso de la necesidad –hasta inconsciente- de categorizaciones y definiciones cuantitativas y cualitativas unidireccionales (contrarias a la dialéctica).
Somos, soy, preso de esto y desde aquí puedo decir que las mejores críticas que he recibido son aquellas que con gran inteligencia logran encontrar en mis palabras formas de mi persona que me interesa revisar, por lo menos indagar al respecto.
Creo que en un diccionario de sinónimos, la palabra felicidad podría ser definida como plenitud. Y la palabra plenitud podría ser definida como serenidad y ya saliendo del diccionario de sinónimos, ahora en uno de conceptos, la serenidad como un estado de contacto y conocimiento profundo con el Ser: conocer, entender, saber lo que uno necesita, lo que a uno le hace bien. Así, los cuestionamientos hacia modos de Ser, significan preguntas que son como puertas que uno va abriendo en el camino del autoconocimiento (y esto no es un libro de autoayuda), en una sucesión de puertas interminable.
Gracias de nuevo por las lecturas y las críticas, y de este modo me inserto de una vez en lo que quería hablar, de otro modo esta especie de prólogo podría durar cientos de páginas (qué difícil no irse por las ramas! O mejor, qué bueno está irse por las ramas!).
La construcción de conocimiento.
La cultura nos es dada. Es así? Podemos decir que nacemos y ya estamos insertos en una cultura. Ya los primeros segundos de vida, aunque nuestra consciencia aun no sepa trabajar, somos cargados de información cultural: entiendo a la cultura como todas las creaciones de una determinada sociedad para hacer frente a sus necesidades, tanto primarias –el refugio, la comida, la educación- como las secundarias. De este modo, el guante de la partera que nos recoge del vientre de nuestra madre, ya es cultura. Ni hablar de las palabras que se dicen en el lugar donde el hecho transcurre. Desde ese segundo de vida nos vamos llenando de cultura, el respirar, el devenir, el estar vivo confronta al Ser Humano con la cultura.
En la especificidad de una disciplina o de cualquier actividad del hombre, la llegada de un nuevo ser cognoscitivo al mundo significa un aporte a la cultura propia de dicha actividad: una persona que maneja un taxi es precedida por otras personas que manejaban taxis, que le enseñan el mundo de los taxis, y este nuevo chofer con el simple hecho de manejar, está aportando algo nuevo a la conducción de taxis: lo estará construyendo o deconstruyendo, pero está significando algo.
Un arquitecto construye sobre miles de años de arquitectura. Un cirujano opera utilizando los descubrimientos de sus antecesores.
Ahora bien, y retomando la dialéctica del hombre y la gente: qué papel juega la individualidad; el genio perceptivo, analítico, reflexivo, propositivo en este esquema de funcionamiento de las cosas?
Entonces la palabra Idea resulta esencial.
Una idea es una postura surgida de una primera instancia de reflexión que toma carácter propositivo al trascender el espíritu analítico expresando una intención basada en una determinada manera de ver y entender las cosas. Dicha intención es esencialmente política: pretende expresar el modo ideal de encarar un problema (de ahí Idea) de su autor. En otras palabras, en un proceso inconsciente, desde su génesis las ideas tienen una finalidad de convencimiento ya que no son otra cosa que una exposición de nuestras más profundas convicciones, convicciones que nos hacen mirar (o reflexionar) de una determinada forma, y proponer en consecuencia.
Pero las ideas, tienen entonces un carácter racional o irracional? Son conscientes o inconscientes?
Creo que las ideas son a nuestra semejanza: están compuestas de una parte lógica, racional, y de otra irracional, propia de cada uno de nosotros. Afortunadamente que así sea, ya que en un mundo donde las ideas sean puro producto lógico-racional, la diversidad y el conflicto, y por ende la evolución, no existirían.
Así, las ideas en ciertos casos son expuestas de un modo categórico.
Adjudico esto a su proceso generativo: creo que debemos ser cautos, pero gracias por aquellos momentos donde la irracionalidad –la pasión en este caso- le gana aunque sea por un rato la pulseada a la razón y crea, desde lo más profundo.
La creación de la pasión es la más profunda: la racionalización resulta necesaria en una humanidad regida por la razón –y qué bueno que así sea, sino creo que las cosas estarían peor de lo que están- , pero las ideas categóricas, aquellas que salen desde el apasionamiento, son necesarias y bienvenidas sean!
En última instancia, pienso que estas ideas tienen la cualidad de ser potencialmente conflictivas o polémicas: no existen dos personas iguales por ende si una idea expresada no está sujeta a una estructura de consenso –gran parte del mundo racional es esto-, por su naturaleza generará polémica. Si resulta de cierto grado de interés y logra encontrar algún punto de sustento, esta idea será desarrollada, racionalizada, para luego, al encontrar consenso, convertirse quizás en un nuevo saber o una nueva mirada (aceptada) hacia determinado asunto.
Sólo digo –y este concepto ya lo expresé en algún momento- que estos momentos de pararse desde el mundo de la luz y traer del abismo, del mundo de las tinieblas, estos nuevos acercamientos a las cosas, son los de mayor intensidad en la generación del conocimiento.
El proceso: surgimiento de la idea apasionada – expresión de la idea – discusión de la idea – revisión de la idea – conformación del concepto; resulta bajo este punto de vista el legítimo modo de construir conocimiento.
Es importante creo tener consciencia de esto, en definitiva:
Que los pensamientos provenientes del mundo irracional toman forma en este mundo que podemos percibir a modo de pasión, y que su intensidad y belleza son profundas como nuestro Ser. Pero que este mundo existe bajo parámetros de racionalidad, en el que estos pensamientos deben poder encontrar su lugar, en estas estructuras de consenso, necesario para el entendimiento entre las personas.
Agradezco las críticas, me hacen crecer y mucho, de verdad.
Y ratifico el espíritu categórico de ciertas ideas aquí presentes, al fin y al cabo, y de un modo más egoísta, como dije en el primer artículo de este blog, estas cosas que escribo son para mí y decidí compartirlas.
Pero valga la aclaración de esta ratificación: ideas categóricas en su estado de mayor autenticidad, ideas que una vez que son parte del mundo perceptible necesariamente comienzan a dejar de ser categóricas, ya que necesitamos entendernos.
“Si no existe un país para mí, me haré un mundo” Xul Solar.
EP
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