domingo, 30 de agosto de 2009

Arquitectura VII

Un comentario a un ensayo de un amigo, muy interesante llamado "tectonica y virtualidad", en relacion a la arquitectura digital. En: http://quierotiempoydinero.blogspot.com/
Creo que es esencial problematizar y hablar profundamente sobre este tema. En terminos quizas mas filosoficos, pienso ultimamente a estos momentos de la humanidad en comparacion con la cuspide de la modernidad. Mas alla de las enormes diferencias, creo que existen paralelismos: la fascinacion por la maquina aquellos tiempos; la creencia y fe en el progreso social por medio de la razon, de la tecnica, que finalizo, mas alla de los hoy interpretados errores de la arquitectura moderna, en nada menos que Auschwitz. Creo que los medios digitales generan hoy en dia revoluciones productivas, y en el caso de nuestra profesion, de creacion de arquitectura, asemejables a las generadas por las revoluciones industriales. Pienso que podemos entender el espesor de estos debates, y sobre todo las posturas si se quiere mas "conservadoras", como un "aprendizaje" de lo que puede generar en el hombre la confianza absoluta hacia un medio de produccion, creado por el mismo y que en un punto "se le va de las manos"; antes la maquina, hoy la computadora. Por ultimo, si debiera posicionarme en una postura, me inclino mas por seguir pensando que la creacion de arquitectura, inclusive la de "vanguardia", no debe dejar de pensar jamas sobre todo en el hombre, y alerto tambien sobre las busquedas meramente formales de muchas de estas "arquitecturas digitales"... podran crear espacios ineditos, materializar ideas jamas pensadas, pero estariamos ante una arquitectura de forma por sobre una arquitectura de contenido, con todo lo que esta palabra significa pero sobre todo, conteniendo al ser humano.
EP

Paso a paso

Absolutamente a favor de la despenalizacion de la tenencia de marihuana.
De a poco, vamos siendo mas sensatos...

viernes, 28 de agosto de 2009

Sí existe la perfección


El más triste de los textos

Estoy escribiendo esto casi llorando.
Cuanto mal puede causar una persona… Que fácil arruinarle la vida para siempre a una madre, a una hermana, a una novia, a un amigo. Tan fácil como apretar el gatillo y huir, cobardemente. Qué fácil es en Argentina asesinar a un chico que tiene la misma edad que yo: 26 años, y que estudiaba lo mismo que yo: arquitectura, en la misma facultad que yo, en los mismos talleres que yo, en las mismas cátedras que yo. Que fácil así de un minuto para otro terminar con tantos proyectos, ideas, inquietudes, convicciones, sentimientos. Y que hay si al que mataban era a mí? Cuanto se moría, cuanto dejaba de existir de un momento para otro? Ni hablemos de lo que significaría para mis seres queridos; hablo de cuanto moriría conmigo: todo lo que quiero, todo lo que pienso, todo lo que admiro, todo por lo que lucho, todo por lo que soy.

Qué fácil es en Argentina matar a una persona que estudia. Y qué carajo importa si esa persona era de derecha, de izquierda, si era bueno proyectando, si no tenía ideas políticas claras, si había reprobado o no un examen de instalaciones. Mataron a un ser humano, único e irrepetible.
Y me toca muy de cerca, por eso puedo ser tan consciente. Pude haber sido yo. Puede haber sido cualquiera de las personas que este leyendo esto.
Ya no creo que preguntarse “hasta cuando” funcione en estos casos. Ya es estúpido. Hasta cuándo? Hasta siempre, o hasta que el mundo explote. Si, este texto es muy pesimista: las cosas son cada vez peores, nos seguimos muriendo en las calles. Solo por querer vivir. Y no vamos a dejar de vivir. Si es necesario y tenemos la mala fortuna, moriremos en el intento, como Mariano o como tantos otros.

Estas cosas no pueden pasar mas, donde están los derechos de quienes trabajamos y queremos aportar algo a esta sociedad. No hay que tener piedad con estos asesinos.
Quiero analizar este comentario publicado por un lector del diario La Nación, en referencia a un artículo que narraba el asesinato de este chico.
Estas cosas no pueden pasar más. De acuerdo, absolutamente. Hace cuanto venimos diciendo esto?
No hay que tener piedad con estos asesinos. –Quiero dejar el concepto intermedio para explayarme de modo más extenso para lo último-. De acuerdo también, no hay que tener piedad. Siempre claro, actuando bajo la ley. Un asesino debe ir a la cárcel, cadena perpetua, si. No quiero empezar a debatir aquí sobre la pena de muerte, asunto muy delicado pero sobre el cual definitivamente tengo una postura: No. En otro momento quizás escriba algo al respecto. Y vamos al concepto más interesante aquí expuesto:
Donde están los derechos de quienes trabajamos y queremos aportar algo a esta sociedad?
Bien. Interesante. Es cierto, donde están nuestros derechos? La seguridad es un derecho ciudadano? Si. Falla? Si. La educación es un derecho ciudadano? Si. Existe, por pauperizada que este? Si. La Salud? Lo mismo. El trabajo? Lo mismo.
Para todos? No. No para todos. No todos pueden acceder a un trabajo digno, ni hablar ya de un hogar digno.

Ahora bien, desconociendo la identidad del autor de este comentario pero imaginando –por el tipo de dictum que escribe y por el diario que lee-, que es una persona de una clase media, o media alta que por lo menos tiene acceso a Internet, yo me pregunto: donde están nuestras obligaciones?
O acaso para gozar los derechos no debemos realizar las obligaciones que nos competen en cuanto ciudadanía? Qué derecho a la seguridad podemos exigir si nosotros mismos somos cómplices absolutos de estas estructuras que generan la marginación que hace que la inseguridad sea una amenaza tan latente como lo es estos últimos tiempos? Si no participamos. Si no sabemos que en cada uno de los barrios que vivimos existe un centro de salud, si no sabemos en qué se usan nuestros impuestos, si no sabemos a quién votamos! Como pretendemos exigir por nuestros derechos si no cumplimos nuestras obligaciones?
El contrato social está fallando. Nadie se hace cargo, y todos exigimos. Todos somos culpables de la muerte de Mariano. Todos podríamos haber sido, todos podemos ser Mariano. Pero mejor seguir viendo las imitaciones de de Narváez en Showmatch, riéndose de tics absurdos, realmente sin gracia alguna, empelotudeciendonos mas y mas. Matándonos más y más.
La disociación cada vez mas fuerte entre las problematizaciones de la vida cotidiana y el accionar político termina generando en todos los ámbitos por donde se lo mire, este tipo de situaciones: de pronto nos preguntamos: que paso? Como que los Bancos no nos devuelven nuestros ahorros? Como que no tenemos petróleo? Como que no tenemos industria? Como que la Patagonia ya no es nuestra? Como que mataron a un chico que estudiaba arquitectura en la puerta de su casa? Hay que matarlos a todos! Hay que incendiar las villas! Por favor… dejemos la hipocresía de lado de una buena vez.
Si tenemos pensado seguir no pensando, por lo menos seamos honestos con nosotros mismos y hagámonos cargo de nuestras irresponsabilidades. Y esta última palabra es clave: es el eje de este texto: estoy hablando de irresponsabilidades. Pecamos de irresponsables. Nos llevaron a esto, estoy de acuerdo. De nuevo, un tema que merece una discusión profunda para sí mismo. No importa, llegamos, aquí estamos: no activamos, no participamos, no tenemos conciencia política; somos irresponsables. Y las irresponsabilidades nos terminan sencillamente, matando: Cromagnon, las rutas, Mariano y tantos otros.
No tengo aun las herramientas de especulación para pensar en que terminara derivando todo esto: pienso por ahora, y digo una vez más, que estamos en tiempos de cambio, de crisis, de transición. Y estas irresponsabilidades son molestias, son dolores hondos de estos tiempos convulsionados que vivimos. A lo que voy: en un determinado tiempo las cosas van a empezar a cambiar. A tomar algún rumbo. Esto no se sostiene mucho más.
Pero quiero tomarme el atrevimiento de representar a la FADU y tomar la palabra para finalizar esta exposición de profunda tristeza con un mensaje positivo, de construcción, de creación. En la FADU nos enseñan –aunque en ciertas especificidades deje mucho que desear- a CONSTRUIR. Nos fascina PROYECTAR. Y uso la palabra PROYECTO y no DISENO. Porque el proyecto es un pro-yecto. Una proyección. Un proyecto social. Jamás una idea para dignarse de tal puede surgir de un lugar que no sea del compromiso del creador con su contexto, con su mundo. Sea del tipo que fuere: desde dentro de la disciplina y hacia afuera, desde afuera y hacia afuera.
Creemos en una arquitectura de proyecto. Creemos en los proyectos. Y bajo esta noción, nuestro mayor proyecto es siempre la construcción de nuestro amado país, que continua sufriendo mientras sigue creciendo. Estamos mejor. Somos mejores que hace diez años. Pero nos falta mucho. Para que los Marianos, los Cromagnones, las rutas no sean en vano del todo –por supuesto que son en vano-, aprendamos. Movámonos. De a poco. Cada uno desde su espacio: COMPROMETAMONOS. Si no somos nosotros, es nadie.
EP

martes, 25 de agosto de 2009

Radiohead - There there

El tema que mas estoy escuchando en estos momentos, de la mejor banda lejos.

We are accidents waiting to happen...


lunes, 24 de agosto de 2009

domingo, 23 de agosto de 2009

Proverbios

Relátame con quien deambulas, y te manifestaré tu idiosincrasia.
(Dime con quien andas y te diré quien eres)

No existe adversidad que por sinecura no se trueque.
(No hay mal que por bien no venga)

Mas vale plumifero volador en fosa metacarpiana,
que segunda potencia de diez pululando por el espacio.
(Mas vale pájaro en mano que cien volando)

A equino objeto de un obsequio, no se le aquilatan las piezas odontoblásticas.
(A caballo regalado no se le miran los dientes)

A perturbación ciclónica en el seno ambiental, rostro jocundo.
(Al mal tiempo, buena cara)

La ausencia absoluta de percepción visual, torna insensible al órgano cardíaco.
(Ojos que no ven, corazones que no sienten)

Ocupate de la alimentación de las aves córvidas, y estas te extirparán
las estructuras de las fosas orbitarias que perciben los estímulos visuales.
(Cria cuervos y te sacarán los ojos)

Quizás

Camina, tiene algo en la sonrisa...

Parece hiperquinético.

Tanta energía, demasiada energía: de aquí para allá,

Hay algo en su mirada, hay algo en su sonrisa…

Y hoy lo recuerdo, después de muchos días.

martes, 18 de agosto de 2009

Sensibilidad + talento + trabajo = grandeza


"Nada grande se ha hecho en el mundo sin una gran pasión". Hegel.

domingo, 16 de agosto de 2009

No se que es esto

Eran las 8 de la mañana, aquel oscuro día de julio. Sentía una conexión especial; se sentía diferente aquellos días en los que la ciudad que habitaba amanecía cubierta por varias capas de densas nubes de lluvia. Se sentía fascinado, aunque no era fascinación justamente lo que le pasaba. No sabía explicarlo, pensó que no existía palabra alguna en el lenguaje que explicara esa sensación que le ocurría las mañanas oscuras de lluvia.
Había soñado una vez que bajaba de un colectivo en la esquina de su casa, miraba el reloj que señalaba las 2 de la mañana, y arriba suyo había un sol radiante. Desde ese día, su relación con las luminosidades del día habían cambiado: esperaba siempre, de algún u otro modo, que se alterase el orden lógico, pensaba, de la sucesión de amaneceres y ocasos que la naturaleza preveía para sus días.
Pensaba entonces que los días oscuros eran como las noches claras, y sus más de veinte años de experiencia en este planeta le hacían desconfiar ciertamente que el sol apareciera de noche. Por lo menos en estas latitudes, pensó unos años mas tarde, cuando le contaron de los meses de noches y días en el círculo polar ártico. Así es que disfrutaba mucho de los días oscuros: se daba cuenta de que era el modo mediante el cual la realidad se aproximaría en su mayor dimensión a aquel extraño sueño que había tenido y tan claramente recordaba.
No temía: no tenía nada a que temer. La última vez que sintió temor ante un día tan oscuro fue cuando tenía aun su automóvil. El temor provenía de un hecho que había sucedido unos años antes, aunque más precisamente fue su madre la victima de aquel día oscuro. Su auto había quedado destruido por el hielo caído desde el cielo aquel mediodía sobre su ciudad, hacia ya unos años. Pero el no tenía nada ahora: nada más que a sí mismo.
Había ganado todo, o como la mayoría de las personas que lo conocían hubiera dicho: había perdido todo, en el preciso instante en el que termino de darse cuenta de lo ínfimo de su existencia en el planeta que habitaba. Nadie comprendía sus ideas: él creía que la única diferencia entre el Ser humano con el resto del mundo animal, era el sentido de la responsabilidad. La responsabilidad; solía comentar, o transmitir, o al menos intentarlo, proveniente de lo que nos diferencia del resto de los seres vivos: la razón, la capacidad de conceptualizar, de entender, de actuar más allá del instinto. Todo esto pensaba, se simplificaba en aquella sola palabra: responsabilidad.
Quiso seguir desarrollando esta idea cuando de pronto se encontró de frente a un universo desconocido por el –y por casi todas las personas que conocía, pensaba-. Algo que jamás habría imaginado. La respuesta a todas las preguntas que venía haciéndose los últimos años. La puerta se abría tras la aparición ante el de la palabra mágica: Amor.
Empezó a pensar en el amor, en el amor verdadero, profundo. De esto, solo quiso decir por un lado, que podía explicar a cualquier persona que así lo deseare, como es que tan solo con amor, las fallas de la humanidad podrían verse apaciguadas: entendía al hombre como un ser errante y contradictorio desde su génesis: veía imposible un mundo sin conflictos, un hombre sin conflictos. El conflicto es la base del cambio y la evolución pensaba, y ya en términos científicos propuso que la evolución es inherente a la naturaleza y por tanto inevitable. Pensaba que de todo, poco tenía real sentido.
Lo otro que quiso decir, y fue este el preciso momento en que fue acusado de egocéntrico y arrogante, es que había entendido lo que había leído de aquel filosofo que tanto lo movilizaba, aunque costaba entender: se dio cuenta, y ahora comparte la idea de que en la estructura de la vida solo hay un objeto por sobre el amor: el amor propio. No quiso decir nada mas al respecto, solo que creía en eso fervientemente, por el momento.
Volvió a pensar en el sentido de la vida: era este ser feliz? No le satisfacía dicha respuesta. Siguió pensando: le habían dicho algo como que veníamos al mundo para dejarlo un poco mejor de lo que lo habíamos recibido. Esto, no le convencía en absoluto, hizo una lista de veintitrés cuestionamientos a esta idea, la pensó casi ridícula. Comenzó a acercarse en sus planteos a nociones más individualistas del sentido de la existencia: empezó a pensar que cada persona durante el recorrido de su vida va descubriendo y encontrando el sentido de la misma. Esto realmente comenzaba a convencerlo, aunque luego pensó que quizás no era tan así… que conocía muchas personas que ni siquiera se preguntaban estas cosas.
Le temía a la muerte. A la única cosa que le temía en su vida, junto a las cucarachas y las serpientes. Pero al vivir en una gran ciudad la presencia de serpientes era pensaba, escasa.
Escribía lo que sentía, lo que le pasaba y pensaba.
Sus escritos reflejaban creía él, absolutamente el estado de su mente y su alma. Se asombraba de la intensidad que encontraba al leer cosas escritas por él en diferentes días, meses, momentos; por ejemplo: las incongruencias y multiplicidades de ideas vertidas sin algún orden aparente (era eso el caos?) demostraban sus momentos de tremenda inquietud: la ansiedad por comprender, por entender, por absorber, por realizar. Inquietud angustiante en un punto, producto quizás de la gran cantidad de información, ideas y proyectos convivientes en forma contemporánea en su cerebro. Inquietud por comenzar a actuar de una buena vez en aquellas dos cosas que venía postergando por alguna u otra razón: las cosas que pensaba que faltaban en su vida para terminar de realizarse como persona: la política y el amor.
Fue así que escribiendo, o pensando en letras, como tanto le gustaba, siguió verificando sus ideas sobre la naturaleza individualista del hombre: todo, en principio, tiene una base egoísta.
Pensó dos cosas más: que algún día sus textos incongruentes y confusos servirían para algo mayor, mejor, y que pondría un disco, apagaría la mente, y disfrutaría del goce de los placeres: era este el real sentido de la vida?
Y rio mucho, amaba reír. Era inteligente, se daba cuenta que el humor, la capacidad de reír era el más bendito don de los seres afortunados.

viernes, 14 de agosto de 2009

No existen los hechos, sino las interpretaciones

Si se cae un árbol en este momento en medio de la selva y nadie lo vió ni escuchó, ¿es un hecho?.
El hecho no existe, o mejor dicho existe en sí mismo.
Para existir en el mundo de las personas, el hecho debe ser relatado. Ese relato es subjetivo, ya que es hecho por una, dos, la cantidad de personas que se quiera.
Por lo tanto, como dice Nietzsche, NO EXISTEN LOS HECHOS, SINO LAS INTERPRETACIONES.
Entender esto es esencial, sobre todo en este mundo de hoy, la era de la (des) información.

jueves, 13 de agosto de 2009

Cinco personas idénticas

Este texto trata sobre cinco personas en esencia idénticas; y también idénticas son sus apariencias físicas.
Podría decirse que se trata de una misma persona que se repite a lo largo de la historia, pero pongamos mejor que son cinco personas en esencia idénticas; y también idénticas son sus apariencias físicas.
La primera persona nace en el año 1568 en algún burgo de Europa. Está bien acomodado, es mercantilista. Sufre al ver ciertas familias de siervos casi morir de hambre, pero no se cuestiona nada al respecto. El hombre aun no piensa en sí mismo. El va a la Iglesia.
La segunda persona nace en el año 1845, también en Europa. Ya había pasado la revolución francesa, era un siglo de inventos y revoluciones. El auge de la revolución industrial. El hombre ya piensa en sí mismo y se pregunta por el Ser, el sujeto y el objeto. Esta persona trabaja en una fábrica; representa a sus compañeros trabajadores ante los dueños de la fábrica en lo que comienza a vislumbrarse como un momento histórico de cambio y transvaloración en el Poder de las distintas personas, separadas por clases: surgen los primeros sindicatos. Va a la Iglesia también, aunque duda mucho de la existencia de Dios.
Nuestra tercera persona digamos que nace en Argentina, en la década de 1950. Nace quizás, en el lustro de mayor prosperidad y justicia social de este país. Tiene un Ford, y trabaja como bioquímico en relación a la explotación de petróleo. Dicta clases en la universidad. Más allá de su buena posición económica, cree en la justicia social y decide activar en un partido político. Su vida es: el trabajo, la universidad, el partido. Es desaparecido en el año 1977.
El cuarto, también nace en Argentina, tras la vuelta de la Democracia. De algún modo el país se está “despolitizando” –disculpen por este término, realmente es una falacia desde su enunciado, pero es el que mejor puede hacer pensar en la falta de interés de la mayoría de las personas en este país por el activismo político, con todo lo que ello acarrea-. La sociedad es ya mucho más compleja cuando él está encarando su adultez. Pertenece a: el grupo de la Iglesia de cuando era chico –ya no cree en Dios pero le gusta conservar la costumbre de su niñez-, un grupo ecologista que acciona en todo el planeta y recibe donaciones de entre muchos, su parte. Un grupo de defensa de los derechos de los homosexuales –no es gay pero su hermana si, y siente placer en la reivindicación-. Un grupo de extensión universitaria que trabaja con la comunidad. Un grupo de debate de temas de filosofía al cual acude una vez por mes. Tiene 24 años y su agenda es extenuante y compleja. Pretende seguir sumando actividades, distintos marcos de encuentro.
La quinta persona, cuando este texto está siendo escrito, tiene 17 años. Estudia en un colegio del Estado y realmente no le interesa estudiar. Sufre por eso. Fuma marihuana. Le gusta mucho leer y escribir, pero prefiere pasar sus sábados y domingos encerrado jugando “juegos en red” en un “cyber”. Pertenece a once grupos distintos de personas, todos ellos, en facebook. En la escuela se retrae porque se siente aburrido. Va a su casa, en su casa se sienta frente a la computadora por horas y horas.
Piensa que tiene mucha, muchísima actividad social, “comunitaria”. Pero se siente solo, solísimo. Muy solo y angustiado. Tan solo como el hombre que nació en 1568 en Europa. Solamente que desde entonces, desde que el hombre comenzó a preocuparse y preguntarse por su existencia, la sociedad se fue complejizando tanto que una misma persona, como la segunda, tercera y cuarta, fueron encontrando diferentes ámbitos donde al mismo tiempo compartir sus varias inquietudes, ejercer sus varias capacidades. La última persona se siente sola porque es consciente de sus varias inquietudes y capacidades, inclusive sabe de la gran cantidad de asociaciones y espacios donde podría participar. Pero esta angustiado, siente que de algún modo están el y sus amigos volviendo a ser lo que era aquel primer hombre, el de la edad media tardía.

martes, 4 de agosto de 2009

Tiempo

Nuevamente, a veces. Al sentir curiosidad por escribir acerca de algún problema propio de la filosofía; asunto estudiado, teorizado, explicado, pensado por tantos grandes y entrenados cerebros en la historia del pensamiento, pienso en la pertinencia de hacerlo. O mas bien, en la pertinencia de compartirlo; en última instancia, soy dueño de escribir todo lo que se me ocurra y motive, el asunto es el camino de las ideas: al hacerse públicas, ya dejan de pertenecerme, automáticamente. Al menos así lo pienso. Y bajo este punto de vista, me pregunto. Me pregunto, por ejemplo, qué pueden aportar mi visión y mis ideas acerca del Tiempo, a años luz de ingenuidad y conocimiento, desarrollo, del Tiempo de Heidegger. O Sartre, o Nietzsche, quienquiera que sea.

Nuevamente, entonces, pienso. Que cierta cuota de frescura e ingenuidad puede generar algún aporte. Existen valores deseables y rescatables, buscados en fin, en la virginidad. Al leer, al intentar entender, la virginidad va desapareciendo, pero no deja de existir. En lo que refiere al pensamiento, creo que solo las personas que dedican su vida a estudiar en profundidad filosofía, sociología, antropología, pueden hablar sin esa cuota de virginidad que todos los demás de los que nos apasiona el pensamiento, el entendernos, el cuestionarnos y dedicamos nuestras vidas a diferentes ocupaciones conservamos. En este sentido, la profundidad es distinta: si es que estas líneas que siguen logran presentar cierta profundad en sus planteos, dicha profundidad proviene más desde el instinto, la intuición; estructuradas también según ciertas lecturas especificas, pero no desde el pleno conocimiento si se quiere académico del problema del que hablaré. Sé algo de lo que pensaba Heidegger, Sartre, sobre el tiempo. Lo comprendo parcialmente, y eso me sirve para cuestionarme más aun mis ideas primeras, que resultan replanteadas en varios casos según los diferentes y parciales entendimientos que suceden ante la aprehensión de conceptos profundamente elaborados. Pero desconozco estos pensamientos en su totalidad, y realmente dudo algún día llegar a poder entenderlos completamente.

Entonces, el texto que sigue son algunas ideas mías de hoy, acerca del Tiempo. Cuestiones que vengo pensando hace algunos años, meses… Otras que surgieron en estos últimos días, otras que vienen de toda mi vida: en definitiva, escribir, crear, ¿no es eso? Es, creo, intentar volcar en un determinado soporte, inquietudes que dan vuelta por la cabeza de uno. Las inquietudes, pienso que se conforman por los pensamientos propios del momento en que la creación se da. Hoy escribo lo que me preocupa y entretiene hoy. Pero a su vez, estas cuestiones forman parte de un sistema mayor de inquietudes que es ni mas ni menos, nuestra humanidad. Hoy escribo lo que me preocupa y entretiene hoy; pero esas inquietudes de hoy, me surgen porque Soy de determinada manera. Si mi persona fuera otra, quizás tendría otras inquietudes; de hecho, quizás no estaría escribiendo lo que pienso y siento en este momento. Y en cuanto al soporte, que en este caso es el “papel” –si las letras tipeadas fueran la pluma-, también es el lienzo de un artista plástico, la cinta de un músico, el lote o la cocina que refacciona el arquitecto. El soporte es el espacio donde la creación toma forma, sucede.

Así pues, introduzco el tema sobre el que quiero pensar un poco: el Tiempo.
Ante todo, decir que la palabra Tiempo es para mí, misteriosa. Es una palabra apasionante. Son muchas las palabras tan apasionantes del lenguaje, Tiempo es una de ellas. Y lo es por todo lo que significa en la vida del ser humano. En todas sus acepciones, es la variable que determina en primera y última instancia, las peripecias de nuestra vida en este mundo.

Bien. Yo digo el simple enunciado: el tiempo que vivimos.
Esto puede entenderse en referencia a la era que nos toca vivir: el siglo XX, el siglo XXI. También puede entenderse en términos de años de vida. O puede entenderse también en términos metafísicos, o mas allá de lo físico: el hombre en el tiempo, y el tiempo en el hombre.
Puedo decir también: estás a tiempo. ¿Significa esto que el tiempo es algo a alcanzar? O mas bien, ¿es algo como decía, metafísico?: el tiempo está, es, pasa; y nosotros, las personas, debemos poder hacernos cargo de algún modo de su paso. Vivimos según él. El tiempo nos sobrepasa, existe por sobre nosotros. “No es tiempo para esto… estás a tiempo para aquello”, “los tiempos de la vida… es tiempo –aquí utilizado como momento- de hacer equis cosa…”

Es difícil pensar el tiempo, quizás porque tiene una cualidad extraña para nosotros, los mortales pensadores: por un lado es abstracto, intangible. Y por otro es el más certero indicador, y en este sentido el más tangible, de la naturaleza de este universo y por lo tanto, de la nuestra. Digo: el tiempo es abstracto, no es material, es invisible, inexplicable en algún punto. Y por otro lado, es la respuesta a muchas de las preguntas sobre nuestra existencia. El tiempo nos hace comprender las cosas, nos hace comprendernos, como nadie mas puede hacerlo. En realidad, es el paso del tiempo el que nos hace comprender las cosas: comprendemos que algún día moriremos cuando el tiempo pasa y vemos que las personas mueren. Comprendemos que cada día comprendemos más, cuando empezamos a crecer y detectar sabiduría en los mas pequeños actos de nuestros mayores. Comprendemos cómo el ser humano puede sobrepasar situaciones terribles, cuando vemos a la distancia como los hechos se desvanecen en un punto: lo que una vez dolió profundamente y parecía incurable, el tiempo lo suavizó. Las heridas no cierran, pero el tiempo las ceda. Más que cualquier dosis de morfina.

Vemos el paso del tiempo en las arrugas del otro, y vemos el paso del tiempo en los recuerdos que guardamos. De pronto, hace catorce años que sucedió aquello que tan bien puedo recordar… y catorce años es una porción importante del tiempo que nos toca vivir…
Pero hay algo magnífico en cuanto al sentido metafísico de la palabra Tiempo. En cuanto al hombre y el tiempo, lo asombroso es cómo la percepción de éste último es parte y varía según un determinado momento de la humanidad, o para ser menos ambiciosos, de una comunidad.

A ver, como lo digo. Realmente es difícil, ya que el Tiempo y las sociedades no pueden pensarse en términos separados, no pueden disgregarse el uno del otro. Es como hablar de un medio de transporte sin tener en cuenta el desplazamiento. Es difícil, pero llegaré de algún modo.
Digo que el entendimiento del tiempo es variable según la era en que una sociedad existe. Brevemente, defino sociedad en cuanto a espacio y tiempo: la sociedad porteña de 1880 es otra sociedad de la porteña de 1955 y de 2009.
El tiempo hace al hombre, pero el hombre, hace al tiempo? No. El tiempo es el mismo desde que -disculpen señores religiosos ortodoxos, no pretendo ofenderlos pero tampoco pretendo su entendimiento; si me entendieran en todo mi ser, significaría que algo está fallando… no quiero hacer de esto un texto político pero creo que no tengo ni quiero tener absolutamente nada que ver con ustedes ni con su forma de pensar y ver el mundo; aunque igualmente no creo que estén leyendo estas líneas, se habrán asustado con los demás contenidos e ideas de este blog, de esta persona-. Decía que el tiempo es el mismo tras el Big bang. Pero la percepción, el entendimiento del mismo, es diferente según las diferentes épocas que vive el hombre.

Leía a J.P. Feinmann (y aprovecho para recomendarlo muy en serio), refiriéndose a la filosofía medieval europea en relación a la filosofía moderna. Tras aproximadamente 15 siglos de pensamiento escolástico –filosofía cuyo centro era Dios-, dice Feinmann que con Descartes y el surgimiento de la filosofía Moderna, el hombre finalmente vuelve a hacerse hace cargo de su propia historia, tras la filosofía griega. Y es en este preciso momento en que, según él, “se aceleran los tiempos históricos”. En otras palabras, todo el estancamiento generado en el pensamiento del hombre hacia él mismo por la fe religiosa de la edad media, es respondido de algún modo con una producción de pensamiento súper densa, magnífica, en menos de tres siglos. Desde Descartes en mitad del Siglo XVII, pasando por la Revolución Francesa, y todos los maestros de la filosofía occidental: Kant, Hegel, Nietzsche, Heidegger, Foucault, Sartre, pasaron cuatro siglos.

Y todo esto sirve para pensarnos hoy.
Hablaba Heidegger de “cuando el tiempo sea solo rapidez”. Pienso que en la primer década que ya pasa del Siglo XXI, esto de verdad está sucediendo.
Hoy el tiempo es velocidad, es rapidez. En todos los ámbitos. Es segundos de televisión, es competencia por la instantaneidad en las noticias de los diarios por Internet. Es velocidad máxima alcanzada por un automóvil. Es desvaloración de la calidad en la construcción de edificios: lo que hace treinta años se hacía en 36 meses, hoy debe hacerse en 25. "Time is money"... Las paredes dobles para dotar de un mejor confort a una vivienda llevan más tiempo y son reemplazadas por paredes comunes que transmiten con mayor facilidad los ruidos, el calor, el frio. Lo artesanal no es preciado mas hoy por su condición sensible, romántica si se quiere, sino porque lleva mayor tiempo de elaboración.
La velocidad del tiempo es que lo que pasó hace dos meses, se haya olvidado. La sobresaturación de información; la disputa por la primicia –que en muchos casos significa también la ficción en la noticia, tema relacionado con la dictadura de los medios de estos tiempos, que merece una densa reflexión aparte-.

El tiempo hoy, es otro. Es difícil hoy en día pensar en términos de pasado, presente y futuro. Esta disociación en estos momentos del hombre, carece de sentido en algún punto: ¿qué es hoy el pasado? Porque si debiéramos hablar según las concepciones de pasado vigentes en la cultura en la que fuí educado, podría decir que casi nadie conoce el pasado. No digo Roma, Grecia, o Jerusalem. No digo la revolución industrial. Casi nadie sabe hoy bien qué fue lo que paso en nuestro país en la segunda mitad del siglo XX. Casi ningún arquitecto conoce la historia de la arquitectura argentina de este siglo que pasó. Pensar el futuro –de nuevo, según la cultura en la que fuí educado-, es conociendo el pasado, para entender el presente. O sea, operar en el presente comprendiendo el pasado, pensando en el futuro.

Y digo que ¡esto hoy es imposible! Mi generación – me incluyo- no dispone de las herramientas necesarias, no conoce el pasado. Y ni hablar de esta generación que ha nacido en estas épocas y ya comienza a dejar ver vestigios de su naturaleza: algún joven de quince años, ¿sabrá que hace catorce años volaron la AMIA? ¿Entenderá lo que fue el corralito? ¿Y los porqués de la guerra de Malvinas?
El pasado de hoy es lo que pasó hace dos meses; y gracias que aún se recuerda, aunque sea poco, muy poco, a José Luis Cabezas.
Y si el pasado de hoy es lo que pasó hace dos meses, el pasado dentro de dos meses será hoy.
Y el futuro entonces, ¿qué es? ¿Se terminó el futuro? ¿Podemos seguir hablando en términos de futuro? ¿Podemos hablar en términos de presente?
Si un proyecto a mediano plazo, sea cual fuere, significa cierto posicionamiento hacia el presente, ¿se acabaron los proyectos a mediano plazo? ¿Se acabó la construcción de infraestructuras que demanden ocho años de ejecución? Si uno no sabe que pasara dentro de dos meses… ¿Se acabaron las relaciones entre las personas construidas el día a día, pensando en el presente, en el futuro? Espero que no…

Es difícil, y es difícil sobre todo porque pienso que el ser humano desconoce esta estructura del tiempo. Estamos en cambio. Nosotros, el tiempo no, el tiempo es siempre el mismo. Siempre, hace cinco siglos y hoy, nacemos, nos arrugamos, y morimos. Pero nuestra “relación” con el patrón que guía nuestras vidas, el tiempo, varía. Nosotros, habitantes del mundo globalizado de capitalismo exhacerbado del siglo XXI, estamos intentando empezar a comprender cómo es esto de vivir con un “tiempo nuevo” –sin ningún ánimo de hacer honor al programa del nefasto Neustadt-.
Seguramente las próximas generaciones sientan con menor intensidad esta angustia que es tan común en estos tiempos que vivimos. En ese sentido, estaríamos en una situación similar a aquella explicada por Feinmann en cuanto al cambio en el tiempo. Si aquella época significó una “aceleración” del tiempo histórico, ¿será esta una época de “modificación” del tiempo histórico?
No lo sé y creo que nadie, ni el mayor de los eruditos contemporáneos podrá decirlo. Se necesita para esto -y redondeando según los inicios de este texto- de perspectiva histórica, de tiempo histórico. Algún día nos estudiarán, y decidirán bajo qué parámetros explicar los tiempos que hoy estamos viviendo. Pero pensarnos ahora, sirve para entendernos mejor, y porqué no, de algún modo, estas líneas servirán a algún inquieto dentro de muchos años que se interese por leer qué sentía una persona que apasionada y de alguna manera nostálgicamente, veía el mundo cambiar.

Por último, nótese que este último párrafo es ya en sí mismo una expresión en cuanto al entendimiento del Tiempo: su posicionamiento final, su finalidad u objetivo si se quiere, resulta ambigua entre un de y para un hoy y un para mañana. Para ser honesto, ese es el espíritu de todos mis textos.

Gracias.

EP

lunes, 3 de agosto de 2009

Ya voy a volver

a escribir aquí.
Por el momento son pocos los textos, y son impublicables.

Saludos-