lunes, 15 de junio de 2009

Entendió

Entendió que ya no tenía sentido y decidió abandonarlo.
Pensó que no valía más la pena: creía que el tiempo era escaso, lo sabía limitado. Se preguntaba, una y otra vez, cómo era posible que siempre cayera en situaciones parecidas: debo poder de una vez con esto, sentía, repetía.
También era un tema de energías: se sentía afortunado porque le interesaban otras muchas cosas y se daba cuenta de que esas sí, dependían de él. Pensaba que lo que valía la pena realmente en la vida era todo aquello que de una u otra manera dependiera en últimas instancias de su voluntad y capacidad.
Y así caía una y otra vez en lo mismo. Era el Eterno Retorno, Su Eterno Retorno.
Entendió que ya no tenía sentido y decidió abandonarlo.
Leyó en un buen libro que la Vida no tiene sentido, sino que es solo una estructura. Se cuestionó lo que leyó, lo interpretó, se lo planteó: lo entendió y lo aceptó. Ahora así piensa.
Entendió así que todo tiene sentido pero que el sentido de las cosas es relativo; que no existe un sentido esencial en la vida del Ser Humano.
Así, apaciblemente, metabolizando la energía liberadora que en él se había producido tras semejante revelación, entendió y decidió abandonarlo.
Y tras el abandono apareció ante el aquello que pensaba no le correspondería en esta vida. Ya no creyó más en el Eterno Retorno. Por lo menos, por unos dos o tres meses.

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