¿Y qué es ver?
Primero decir que la mirada es educada; la educación es ante todo cultural, pero sobre todo política.
¿Cómo es esto?
Al mirar lo hacemos condicionados. Observar y percibir son las primeras instancias del pensamiento, y los modos en que esto sucede están culturalmente determinados.
De esta manera, se extrae en primera instancia que jamás un chino y un ecuatoriano por ejemplo, pueden ver lo mismo. Un chino no ve en una manzana roja lo mismo que un ecuatoriano.
Sin embargo me interesa en mayor medida señalar aquí la instancia política de la educación. Porque la determinación cultural primera, es inherente a nuestra condición de hombre en tanto ser cultural situado y en todo caso, las evoluciones y desarrollos en materia de las formas de percepción de una cultura tienen que ver mas con desarrollos en tiempo y espacio, procesos sociales que van conformando el imaginario colectivo.
En otras palabras, las formas culturales - y entre ellas lo que aquí interesa: la percepción-, son orgánicas en su desarrollo, entendiendo por orgánico a aquello que se genera y se va desarrollando desde sí mismo como una totalidad, donde los hechos o decisiones externas pueden inlfuir pero no determinar las formas de su desarrollo.
En cuanto a la instancia política, lo esencial es que nace ésta de una decisión consciente que siempre responde a un proyecto anterior: la construcción -y/0 perpetuación- de Poder.
Si la historia es una construcción del presente, si como dijo Nietzsche no hay hechos, hay interpretaciones, la objetividad no es humana ergo no puede existir proyecto educativo abyecto de una determinada intencionalidad.
¿Qué significa todo esto?
Que en cierta instancia de nuestra percepción, vemos lo que nos enseñaron a ver. Lo que los dueños del Poder quieren que veamos.
Importa que es allí entonces donde encontramos el intersticio donde ubicar nuestra acción revolucionaria, si se quiere: intentar ver desde otro lado. Intentar hacer ver desde otro lugar.
No es poca cosa.
Ojos que no ven, corazones que no sienten.
Quien no puede ver la injusticia, jamás podrá llegar a sentirla.
Quien no puede ver la violencia esencial, jamás comprenderá porqué y cómo es ella quien genera la violencia mas fácilmente visible.
Quien desconozca la historia y los procesos sociales, jamás podrá comprender una determinada coyuntura y menos aun, la naturaleza de los emergentes de dicha coyuntura.
Quien no se pregunte por el hombre, por los hombres, por la sociedad, no podrá iniciar jamás aquel fascinante viaje de ida hacia la comprensión de este mundo en el que vivimos.
Ojos que no ven, corazones que no sienten.
Y sobre todo entonces, quien no ve, dificilmente pueda operar y modificar la realidad según ideales revolucionarios, si revolución significa hoy cambio, progreso, hacia una justicia social.
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