miércoles, 24 de noviembre de 2010

Amor, por John Lennon

Nos hicieron creer que el "gran amor", sólo sucede una vez, generalmente antes de los 30 años. No nos contaron que el amor no es accionado, ni llega en un momento determinado. Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas, la responsabilidad de completar lo que nos falta.
Las personas crecen a través de la gente. Si estamos en buena compañía, es más agradable.
Nos hicieron creer en una fórmula llamada ‘dos en uno’: dos personas pensando igual, actuando igual, que era eso lo que funcionaba. No nos contaron que eso tiene nombre: anulación. Que sólo siendo individuos con personalidad propia, podremos tener una relación saludable.
Nos hicieron creer que el casamiento es obligatorio y que los deseos fuera de término, deben ser reprimidos. Nos hicieron creer que los lindos y flacos son más amados.
Nos hicieron creer que sólo hay una fórmula para ser feliz, la misma para todos, y los que escapan de ella están condenados a la marginalidad. No nos contaron que estas fórmulas son equivocadas, frustran a las personas, son alienantes, y que podemos intentar otras alternativas.
Ah, tampoco nos dijeron que nadie nos iba a decir todo esto.
Cada uno lo va a tener que descubrir solo. Y ahí, cuando estés muy "enamorado de tí mismo, vas a poder ser muy feliz y te vas a enamorar de alguien".
Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor… …aunque la violencia se practica a plena luz del día.
John Lennon

martes, 23 de noviembre de 2010

Historias de amor...

-¿Cual pensás es, la clave de nuestro amor? -preguntó el.
-...
yo diría...
el hecho de cada dia que me despierto sentir que te pierdo -respondió el.
-...pero, ¿acaso no es eso insoportable?
-Quizás...

sábado, 20 de noviembre de 2010

Estoy enamorado

El primer acercamiento fue hace ya casi dos años, en los remotos paisajes de la fría y asiática Turquía. Nos había presentado un amigo, una gran persona, muy interesante, con una mirada muy propia como singular de la vida.
Debo decir que no fue una fascinación directa, no fue un flechazo. Simplemente me sentía atraído.
Solo un poco al principio: me caía simpático, entretenido, algo más. No mas que eso. Estaba bien, digamos.
En el transcurso de esos días, ahora en la Turquía europea, aun con mucho frio, mi amigo, aquel con una mirada singular de la vida, seguía acercándonos, presentándonos. El quería que yo conozca, que me anime, que descubra.
Así fue como de a poco mi interés empezó a crecer. Ya no bastaba con un encuentro cada tanto sino que comenzaba a necesitar de algún contacto con mayor frecuencia.
No me daba cuenta, me estaba enamorando. No me daba cuenta, claro, jamás lo había sentido.

El tiempo fue pasando y ya en mi Buenos Aires, también la Buenos Aires de mi amigo, la relación fue haciéndose cada vez más intensa: cada día mas lo necesitaba, cada día mejor me hacía.
Siempre a mi tiempo, inclusive cuando aparecían cosas nuevas que yo desconocía, sucedía que me costaba recibirlo de una, familiarizarme, aceptarlo.
Mágicamente, aquello que más me costó aceptar terminó siendo quizás lo que ahora más me fascina de todo.

Pero esta historia de amor, lejos de tener un final, recién comienza.
Y comienza como tal, como historia de amor, desde ayer, 19 de noviembre de 2010.
Comienza como tal porque fue ayer que me di cuenta que por primera vez en mi vida estoy enamorado.
Que por primera vez en mi vida estoy enamorado de una banda; que lo que sentí ayer viviendo a Phoenix no tiene otro nombre que amor.
Lo goce profundamente; eufórico, contemplativo, loco, apasionado, anonadado: si, no podía creer estar sintiéndome así.
Increíblemente, al comenzar, me sentía como una de esas chiquillas que ven a Chayanne y se agarran la cara y no pueden creer lo que están viviendo. Así, como nunca me había pasado, así me sentí ayer.

Rockeros en una buena medida; dulces, bastante; melancólicos a veces; seductores, constantemente; talentosos, en la medida justa; carismáticos, a su manera.

Si será muy difícil volver a sentir algo parecido a aquel clímax que sentí en el recital de Radiohead en Buenos Aires en 2009, el gusto que me queda de ayer, mas allá de que quiero muchísimo mas, es esto que intento descifrar: este enamoramiento, este cosquilleo en el pecho, esa nostalgia inmediata, que surgió apenas se bajaron del escenario y que durara mucho tiempo, hasta que los viva de nuevo.
De esta manera y mas allá de las tremendas experiencias que afortunadamente he tenido en recitales, Phoenix comparte desde ayer junto a Radiohead el altar de los conciertos que mas disfrute en mi vida.

Alegría plena, sonrisa de oreja a oreja, agradecimiento por ser tan lindos, por hacerme sentir tan lindo, nada mas –y nada menos- que haciendo su arte, nada mas –y nada menos- que tocando música. Buena música. No más que eso, quizás.
No más que eso, quizás: y es que no sé si esto trascenderá, no sé si es brillante, revolucionario, profundo, distinto, mas bien me arriesgo a decir que creo que no…
Pero me hizo y me hace feliz, muy feliz, y es lo único que me importa. No es eso estar enamorado?

A mi amigo con esa visión tan particular, las infinitas gracias por habernos presentado.
A Phoenix, ya está todo dicho, no sé cuanto hay que agradecer en particular, tan solo que existan, que sigan haciendo música, y que hayan venido a Buenos Aires.

Que viva la música por siempre! Que viva el amor!


viernes, 19 de noviembre de 2010

jueves, 18 de noviembre de 2010

Phoenix!

http://www.wearephoenix.com/

Buenos Aires, Argentina!

...

martes, 16 de noviembre de 2010

Don Quijote soy, y mi profesión la de andante caballería. Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal. Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía, y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil. ¿Es eso, de tonto y mentecato?.

lunes, 15 de noviembre de 2010

La voz de los que hicieron callar sin razón

(me) debía hace rato esta reflexión.
La canción Matador, de Los fabulosos cadillacs dice en sus últimas estrofas;
me dicen el matador de los cien barrios porteños,
no tengo por qué tener miedo mis palabras son balas,
balas de paz, balas de justicia,
soy la voz de los que hicieron callar sin razón,
por el solo hecho de pensar distinto,
ay dios…

Siempre sentí cierta atracción hacia estas palabras y especialmente hacia esta frase, que habla de la voz, que habla de hablar, que habla de decir. De poder decir.
Quizás por algo que bien de adentro viene, me haya sentido aunque de manera intuitiva identificado por esas letras.
Siempre detesté la represión, sea del tipo que fuere.
Jamás acepté ni voy a aceptar un “callate”.
Entiendo que la violencia verbal y la violencia de silenciar, que son parte de lo mismo, es de las más agresivas que pueden ejercerse sobre un hombre.
En la medida en que fui conociendo la historia, nuestra historia; aquella humanidad virgen, pura, intuitiva, romántica, comenzó a convertirse con el transcurso del tiempo, de la experiencia, del aprendizaje, en ideología.

Hay algo de revanchismo en todo esto? No lo sé. Habría que pensar un buen rato sobre que es revancha. Pero si revancha es una forma de justicia, quizás si haya revanchismo en este sentimiento.
En este sentido: la voz de los que hicieron callar sin razón: aquí estoy, diciendo lo que otros no pudieron decir, en su nombre, en el mío. No lograron nada. No callaron a nadie.
Algo de todo esto hay, es posible.

Pero siento que sucedió hace unas semanas cuando encontré quizás aquella clave que, al menos por la edad y experiencia en esta vida que tengo, explica de alguna manera mi identificación de compromiso con este tipo de luchas y reivindicaciones.
Mi abuela hablándome de mi abuelo quien falleció en 2003 y en quien cada día mas identificado me siento, me dijo eso que me faltaba saber, ese dato que necesitaba para terminar de entender todo esto: mi abuela me contó acerca del día en que mi abuelo decidió prender fuego su biblioteca de pensamiento de izquierdas.
Los libros que se había devorado. Los libros que en su juventud saciaron su sed de comprender al hombre y al mundo, los libros que alimentaron su hambre y su pasión revolucionaria en los tiempos en donde se pensaba que el mundo marchaba hacia el socialismo.
Esos libros serian mágicamente míos hoy.
Yo podría estar leyendo las mismas páginas que mi abuelo habrá subrayado, las mismas páginas que lo habrán emocionado al punto de decirle a su padre que se quería ir a Cuba a pelear con el Che.
Yo podría tener en mis manos el único objeto material que el amo en su vida: sus libros.
Pero esos libros ya no existen. Fueron quemados. Por el mismo.
Quemar un libro… alguna otra acción del hombre –que no sea asesinar- puede tener tanto simbolismo?
Quemar los libros que formaron su pensamiento… callar las voces que lo formaron… destruir aquello que lo educó, aquello con lo que construyó su posición, su lugar en el mundo.

Querido Zeide (así le decíamos), queridos desaparecidos, queridos asesinados, queridos silenciados en cualquier centímetro cuadrado de este mundo: aquí estoy y este es el motor de mi vida. Con todo lo bueno y todo lo malo que tengo y que de esta circunstancia que me determina deriva; mientras esté vivo, voy a ser siempre la voz de los que hicieron callar sin razón. Al menos así lo siento.

domingo, 14 de noviembre de 2010

viernes, 12 de noviembre de 2010

Ojos que no ven, corazones que no sienten

¿Y qué es ver?
Primero decir que la mirada es educada; la educación es ante todo cultural, pero sobre todo política.
¿Cómo es esto?
Al mirar lo hacemos condicionados. Observar y percibir son las primeras instancias del pensamiento, y los modos en que esto sucede están culturalmente determinados.
De esta manera, se extrae en primera instancia que jamás un chino y un ecuatoriano por ejemplo, pueden ver lo mismo. Un chino no ve en una manzana roja lo mismo que un ecuatoriano.
Sin embargo me interesa en mayor medida señalar aquí la instancia política de la educación. Porque la determinación cultural primera, es inherente a nuestra condición de hombre en tanto ser cultural situado y en todo caso, las evoluciones y desarrollos en materia de las formas de percepción de una cultura tienen que ver mas con desarrollos en tiempo y espacio, procesos sociales que van conformando el imaginario colectivo.
En otras palabras, las formas culturales - y entre ellas lo que aquí interesa: la percepción-, son orgánicas en su desarrollo, entendiendo por orgánico a aquello que se genera y se va desarrollando desde sí mismo como una totalidad, donde los hechos o decisiones externas pueden inlfuir pero no determinar las formas de su desarrollo.
En cuanto a la instancia política, lo esencial es que nace ésta de una decisión consciente que siempre responde a un proyecto anterior: la construcción -y/0 perpetuación- de Poder.
Si la historia es una construcción del presente, si como dijo Nietzsche no hay hechos, hay interpretaciones, la objetividad no es humana ergo no puede existir proyecto educativo abyecto de una determinada intencionalidad.
¿Qué significa todo esto?
Que en cierta instancia de nuestra percepción, vemos lo que nos enseñaron a ver. Lo que los dueños del Poder quieren que veamos.
Importa que es allí entonces donde encontramos el intersticio donde ubicar nuestra acción revolucionaria, si se quiere: intentar ver desde otro lado. Intentar hacer ver desde otro lugar.
No es poca cosa.
Ojos que no ven, corazones que no sienten.
Quien no puede ver la injusticia, jamás podrá llegar a sentirla.
Quien no puede ver la violencia esencial, jamás comprenderá porqué y cómo es ella quien genera la violencia mas fácilmente visible.
Quien desconozca la historia y los procesos sociales, jamás podrá comprender una determinada coyuntura y menos aun, la naturaleza de los emergentes de dicha coyuntura.
Quien no se pregunte por el hombre, por los hombres, por la sociedad, no podrá iniciar jamás aquel fascinante viaje de ida hacia la comprensión de este mundo en el que vivimos.
Ojos que no ven, corazones que no sienten.
Y sobre todo entonces, quien no ve, dificilmente pueda operar y modificar la realidad según ideales revolucionarios, si revolución significa hoy cambio, progreso, hacia una justicia social.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Dos citas sobre el Pensamiento argentino

Revisar la historia es tarea ingrata, pero hondamente argentina: es buscar la verdad, y valorar esa verdad con criterio patriótico: de esa tarea saldrá la Argentina del mañana, libre de tutelas extranjeras, y con argentinos llenos de fe en su patria. A nada llegaremos mientras nuestra historia nos oculte la realidad de nuestro actual colonialismo, y nos presente como ejemplos próceres justamente a quienes lo fomentaron, a quienes no creyeron en su patria, y tuvieron por única finalidad de su política la enajenación de nuestro patrimonio territorial, espiritual y económico, a título de fomentar la civilización y acabar con la barbarie. La historia es la conciencia de la patria, se ha dicho. Y es una verdad indudable que nosotros no sabremos qué es nuestra patria mientras se mantenga la tergiversación del pasado argentino.
José María Rosa. 1943

El pensamiento latinoamericano no puede sino ser revolucionario. En cuanto deja de serlo se niega a si mismo, porque admite como inmutable la situación que nos oprime.
John William Cooke. 1960

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Entender y comprender

Entender una cosa es darle intelectualmente el valor que se merece. Tiene que ver con el pensamiento.
Comprender una cosa es sentir aquel valor como verdadero. Tiene que ver con el sentimiento.
Entender algo, independientemente de la buena intención, no deja de pertenecer al orden de lo discursivo.
Comprender algo deviene en acción verdadera.
¿Cuánto (nos) entendemos? ¿Cuánto (nos) comprendemos?