lunes, 12 de abril de 2010

Sobre la esencia*

*Advertencia: este tipo de textos expresa esbozos de un sistema de pensamiento que en mi cabeza va tomando forma como tal con el crecimiento. Las ideas madre, las basicas son creo las rocas donde se sustenta mi pensar, sinceramente dudo en que puedan variar. Sin embargo, las interpretaciones y aplicaciones que en textos como este voy haciendo sobre diferentes puntos que hacen a esta totalizacion del pensar, acarrea la peligrosidad de estar diciendo algo que pueda o mejor dicho, que seguramente sea revisado en no mucho tiempo. Ante eso y en todos los textos de estas caracteristicas que ahora publique, hare esta advertencia.
En otras palabras, es un pensar escribiendo que comparto; pensar que no esta en absoluto cerrado; discurso que se va construyendo pero que por cuestiones logicas de edad y experiencia de vida, es aun fragmentario.

Esencia.

Que es esencia? Cuál es la esencia? Donde está la esencia? Esencia de la cosa o de las cosas? Es una? Es la misma? La esencia es solo en el Sujeto o existe una esencia del objeto? La esencia en el objeto la pone el Sujeto? Hay objeto que es sujeto alterándose su esencia?
Decía J.P. Sartre: Existencialismo es que la existencia precede a la esencia. Nada hay en el hombre que lo prefigure anteriormente a su existencia; su esencia es desde que nace, desde que existe.
No sé si adhiero. Coincido en lo que este postulado conlleva: si el hombre se hace existiendo, es central aquí la responsabilidad y el compromiso en las decisiones de un Ser que se define a cada instante. Pero sinceramente no creo que no haya nada que nos preceda. Existe para mí una esencia.
Sin embargo, creo que saber que es la esencia, o intentar respondernos alguna de las preguntas antes planteadas, nos llevara al fracaso –si fracasar es sinónimo de no encontrar soluciones. Estas son preguntas ontológicas, preguntas sobre el Ser. Preguntarse qué es esencia es preguntarse para que estamos en este mundo, que somos, para que somos, que es Dios, existe un Dios, un algo trascendente, etcétera.
La única certeza que tengo es que jamás tendremos una respuesta y creo que de eso se trata la vida también. O al menos estas preocupaciones: nunca lo sabremos, pero el preguntárnoslo nos hace muy bien: nos hace cuestionarnos, nos hace pensar. Y reflexionar, pensar, obliga a actuar mejor; o al menos con responsabilidad. Actuar bien o mal dependerá luego de diversos cuestionamientos o no que un hombre se haga, pero algo será seguro: será consciente de lo que está haciendo.
Y aquí viene entonces algo de mayor subjetividad aun –esto es claro está, todo subjetivo-. Soy de los que piensan que el hombre por esencia es bueno. Creo en las personas. Y creo que una persona que actúa a consciencia no puede por naturaleza actuar mal. De ahí, en mi sistema, la relevancia insoslayable del Pensamiento: según mi forma de entender al hombre, a mayor grado de pensamiento, más sincero es el entendimiento sobre uno, mayor conexión con el Ser, mayor dificultad para hacer el mal.
Pero volviendo al problema de la esencia. Yo creo que si hay una esencia que nos precede. Pero sucede que luego nacemos y nuestras especificidades biológicas comienzan a hacernos, únicos e irrepetibles, convirtiendo cada uno del modo que puede –estos son procesos absolutamente subconscientes e inalcanzables para el cerebro humano- aquellas esencias que nos precedieron en forma de presencias.
Nuestra esencia a su vez, continúa formándose en el devenir de la vida. Las cosas que vemos, que leemos, que pensamos. Las personas que nos rodean. Los que nos lastiman. Los que amamos. Los que odiamos. Vamos asimilando presencias a nuestra esencia que nos hace seres humanos. Lo fascinante es como este proceso se retroalimenta y recíprocamente: los demás nos hacen pero en la manera en que asimilamos su esencia. Y nuestra presencia se convierte en esencia para los demás que la asimilan para ser presencia ellos. Bajo este punto de vista, presencia no se refiere exclusivamente a lo físico sino a un Ser que es en otras palabras, acumulación, asimilación de esencias por parte de un organismo orgánico único y especifico.
Entramos como esencia a las otras personas pero como presencia. Es el cuerpo de cada uno de nosotros quien toma las presencias asimilándolas como esencias para ser esencia.
Así, mi abuelo por ejemplo, al morir dejo de ser presencia. Dejo de ser aquel ente físico que acumulaba esencias y formaba la suya en su especificidad. Lo que queda de él es su esencia. Su presencia fue asimilada por mi cuerpo, por el cuerpo de mi mama, de mi hermano, y de todas las personas que lo conocieron. Pero cada uno de nosotros asimila esta presencia de una manera diferente: la esencia de mi abuelo no es la misma para mi mama que para mí. Y de esta manera mi abuelo vive en mí. Yo soy, en una parte importante, mi abuelo. Como yo soy mi papa, soy mi hermana, soy mi profesor, soy mis amigos. A mi modo. Al modo que mi cuerpo asimila todas estas presencias.
Lo fascinante aquí es que de este modo podemos encontrar que las personas que nos precedieron desde hace dos mil, tres mil, cinco mil años, continúan vivas en la manera en que los seres humanos somos distintos al resto de las especies de este planeta: en esencia. No existe una esencia de las tortugas ni de las palmeras. Nosotros somos esencialmente, esencia.

2 comentarios:

Gerlo dijo...

muy buena foto! A fondo de pantalla...

E dijo...

Gracias Capo...
intenta transmitir el clima del MerseySide - Liverpool...
Si que se respira Rock n´ Roll ahi!
Saludos a Tomito!