...estos son mis principios... si no le gusta, tengo otros...
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viernes, 26 de febrero de 2010
jueves, 25 de febrero de 2010
Manifiesto
Cuando las convicciones vienen desde bien adentro: desde lo mas puro y humano: cosa que no puede ser por esencia mala. Cuando las convicciones vienen desde bien adentro, por mas dificultad, crisis, bajón; por mas tiempo, dolor y esfuerzo que lleve; cuando las convicciones vienen desde bien dentro: cuando se piensa como se siente: desde la honestidad, desde la sinceridad pura, desde el amor sincero: el amor que manda, el amor hacia todo otro ser humano en esta vida, el amor, aquello que viene desde tan adentro y tan puros nos hace. El amor: la pureza y el compromiso por sobre toda degeneración humana: cuando las convicciones vienen desde bien adentro y el amor puede mas que la codicia, la avaricia, el engaño, la soberbia…
Se está tan, pero tan tan seguro de vencer que toda lucha, interna primero y proyectada hacia el mundo luego, no solo vale la pena sino que hace que la vida sea más hermosa.
Las hipócritas terminan perdiendo. Es solo cuestión de tiempo. El mundo, en el año 2010 en algunos aspectos es cada vez más hipócrita: se vienen los tiempos finales de tanta basura. Por otro lado, gracias a la lucha, el sacrificio, las convicciones, aquellas que vienen desde bien adentro, de millones de personas que a lo largo de la historia, desde su lugar pero siempre actuando desde el amor pensaron y soñaron con un mundo mejor, en varios aspectos el mundo es hoy mucho más democrático.
Falta mucho, muchísimo aun. Siempre faltará…
Es cuestión de tiempo y trabajo, mucho trabajo, como todas las cosas trascendentes de este mundo: sin esfuerzo las cosas no se logran. Y aunque hoy muchos “logren” cosas sin esfuerzo, estoy completamente seguro que en su interior, cuando paran el carro por un segundo, estas personas deben plantearse: ¿como me convertí en esta basura?. Y no solo eso, sino que se les acabará pronto.
La casi realización total de la democratización del casamiento gay en Argentina y en el mundo, termina de vencer la reaccionaria hipocresía de la Iglesia. Aquí, por ejemplo, vamos bien.
La concentración de Poder, los cada vez mas pobres, la cada vez más grande brecha entre los que tienen demasiado, tanto que ni sus hijos ni los hijos de sus hijos podrán gastarlo jamás, y los 10.000.000 de chicos que mueren de hambre por año en este mundo nos dice que vamos mal, muy mal.
Pero de nuevo: cuando las convicciones vienen desde tan adentro, la seguridad en que las Ideas de uno vencerán, hacen que la vida valga la pena y que la fuerza sea cada dia más grande. Las buenas Ideas trascienden a las personas: acaso sea esta la única forma de inmortalidad.
*Película muy recomendada: “Los edukadores” – o "Los años de abundancia han pasado" - Hans Weingartner – Alemania. 2004
** Milan Kundera: “Revolucionario es aquel que se revoluciona a si mismo”
lunes, 22 de febrero de 2010
Nueva York
viernes, 19 de febrero de 2010
Sobre la mentira
jueves, 18 de febrero de 2010
lunes, 15 de febrero de 2010
Vida de un artista
-Te lo juro. Creo que vi algo. No, no. No creo. Estoy seguro. Gertrude, vi algo! Ven, ven, acaso podrás creer lo que he visto! Apresúrate Gertrude!
-Pero Markus, que puede ser aquello que has visto y tanto te conmociona? Acaso puedes ver mas allá del espectro visible? O será que has descubierto un nuevo tipo de polilla boreal? Por favor Markus, estamos estudiando duro junto a tu hermano para poder ingresar en la Universidad. Nuestro anhelo de convertirnos en académicos esta a un paso. Y luego los juzgados… ah, Markus, estos nuevos tiempos ofrecen tantas oportunidades a personas como nosotros… es emocionante, como desearía que vuestro padre viviera para verlo… El que no pudo trascender su vida de campesino, el que no pudo conocer la Gran Ciudad… pero tu hermano y yo Markus, ah sí… tu hermano y yo tomaremos esa chance que estos tiempos nos dan y seremos exitosos en la Gran Ciudad. Viviremos allí, en los barrios elegantes. Alejados de esos suburbios grises donde se amontonan nuestros pobres compadres que deben migrar a la Ciudad, el lugar de las oportunidades, para poder trabajar y progresar. Y tu vendrás Markus, vendrás con nosotros y tendrás un lugar para ti y tu atril. No, más aun, Markus tendrás tu propio atelier: con ventanas al Norte, para tener luz y no sol –algo aprendí estos años conviviendo con un pintor has visto-, será en el último piso de la casa. Todo de madera, y ahí podrás vivir y tener tus oleos en las paredes, en el suelo, donde quieras. Claro que vendrás con nosotros Markus. Pero por favor ahora déjanos concentrarnos… Que es aquello que has visto?
Ni Lars -el hermano de Markus-, ni Gertrude pudieron entender que era aquello que el pintor tan apasionadamente trataba de hacerles ver.
Los días pasaron y Markus estaba cada vez mas ensimismado; apasionado con su descubrimiento, trabajaba arduamente, más de quince horas por día, en tratar de hacer visible para su familia aquello que estaba viendo y que sentía cada día mas, cambiaria la vida de todos.
-Pero cuanto puede cambiar la vida de todos lo que vea un pintor Lars? Que quieres que te diga, yo lo veo cada vez mas ermitaño, cada día lee mas. Cada día trabaja más… no se estará volviendo esquizofrénico no? O quizás es la culpa que siente por lo miserable de su existencia: solo, incomprendido, sin ingresos… no debe ser fácil para una persona de 26 años tener que ser mantenida por su hermano, vivir en la misma casa, no tener absolutamente ningún ingreso. Yo lo veo muy solitario, me preocupa…
-Te agradezco pero no deberías preocuparte. Yo creo que él es un genio. Y nosotros no podemos comprenderlo. Absorbidos por nuestra ambición, la cotidianeidad nos consume Gertrude… El está viendo algo y nosotros no solo no tenemos la capacidad innata que él tiene la suerte de tener, sino que además no creemos en él y aun mas, desmerecemos su esfuerzo: el trabaja tanto o más que nosotros. Hay un sentido de trascendencia en sus palabras Gertrude, préstale más atención cuando habla. Escucha sus palabras. Escucha lo que él quiere decirnos, no lo que tú quieres escuchar. El está viendo algo que siente que va a cambiar el mundo y nosotros nos reímos de él y pensamos que está loco. Quizás debiéramos apoyarlo. Estoy seguro que lograremos ver lo que él quiere ver.
Pero Markus no estaba tan aislado como su familia pensaba. Compartía aquella pasión profunda por su trabajo y el compromiso de vida por aquella trascendencia que sentía que tan afortunadamente le había tocado en suerte con un grupo de colegas: hondos amigos con los que discutía por largas horas sobre aquello que estaban viendo, y sobre todo, el cómo mostrarlo.
Fue entonces que Lars y Gertrude decidieron marcharse a la Gran Ciudad, y como les era imposible mantener dos hogares, Markus tuvo que cargar consigo sus oleos, pinceles, su atril y sus pocas pertenencias, y sufrir el desarraigo junto a ellos. Las cosas no fueron como Gertrude le había prometido: a Markus le tocaba comer, dormir, pintar, en la sala del pequeño apartamento que estaban rentando. Pero su ímpetu, su saberse con aquella misión hicieron que no sintiera ningún temor. Pensó que es de Grandes arreglarse con lo que tenia, y que no hacía falta recurso material alguno cuando el destino era tan certero y cuando para cambiar el mundo necesitaba nada más que de su cerebro, su atril, sus pinturas y sus manos. En ese orden.
Así fue como Markus decidió salir a pintar a las calles y así fue también como aquel fenómeno metropolitano al que tanto temían casi todas las personas que como ellos migraban desde el campo, le ofreció a Markus y a su grupo de colegas –nucleados ahora bajo el nombre de “comprometidos por la pura visibilidad” la oportunidad de cruzarse con una cantidad inusual de personas, entre ellos muchos artistas.
Así, el grupo encontró en la Ciudad a otros diferentes grupos de artistas con las mismas preocupaciones. “Los modernos”, “Los iluminados”, “ethos”, desde entonces comenzaron a organizar exposiciones, viajes itinerantes, jornadas de pintura al aire libre, con el fin común de entre todos, lograr hacer visible aquello que de algún modo u otro, como Markus, habían visto.
Dos siglos después, críticos de arquitectura y arte reconocen aquello que Markus y los suyos estaban comenzando a Ver como uno de los inicios de la Modernidad. Bajo este punto de vista, todo lo que vino en el universo de las artes tras los esforzados trabajos de Markus, inclusive lo que hoy podemos ver en museos, hasta caminando por las ciudades, existe como tal por los aportes de estos vanguardistas incomprendidos. Y es que el arte, y la arquitectura como arte, no son autónomos en absoluto: son meras expresiones de una cultura, en un determinado lugar, en un determinado momento. De los problemas, de las visiones, de los temores, del futuro, del pasado. Markus era un pionero en manifestar aquello que por esos tiempos la sociedad comenzaba a plantearse como problemas. El rol del artista como visionario, como el más sensible interprete de la realidad de una cultura, es aun hoy subestimado y si hubiese sido mejor comprendido, si Markus y los suyos hubieran sido mejor comprendidos, quizás, por dar un ejemplo nomas, las sociedades podrían haber evitado o al menos podrían haber sido mas conscientes de las catástrofes a las cuales se fueron auto conduciendo en las últimas décadas; así el rol del arte trasciende claramente sus propios límites para convertirse en uno de los más importantes valores de una sociedad.
Hoy las pinturas de Markus, que murió infectado de tuberculosis sin dinero para pagar el tratamiento, aquel visionario sensible cuyo sentido de trascendencia lo hizo vivir una vida plena mas allá de las carencias propias de su devenir en este mundo capitalista, aquel comprometido y apasionado artista que soñaba, como todo gran artista, con poder hacer algo por las personas, mostrándoles aquello que estaba viendo; son visitadas por multitudes de estúpidos burgueses-consume-todo tan típicos de estos tiempos, que pasados ya muchos años y cientos de interpretaciones sobre la obra de Markus, siguen aun sin poder ver aquello que el pintor estaba viendo. Pero visitar los museos es de culto y progresista, así que el alma de estos burgueses vacios se tranquiliza, se completa con el hecho de haber visto “un Markus original”.
Afortunadamente para la humanidad, hay otro tipo de almas: las almas de los Markus que se llenan tan solo, y nada mas y nada menos, que trabajando duro día a día, por sentirse comprometidos con una causa que los trasciende y da sentido pleno a su existencia: intentar hacer ver lo que los otros no pueden ver. Ni más ni menos.
*Adhiero plenamente a las Vanguardias que pregonaron por un “arte social y comprometido”. El arte por el arte no es arte. La arquitectura es un arte. Todo arte para dignarse de tal tiene que ser comprometido y luchar por una causa.
**Libro #1 recomendado: “Cartas a Theo” de Vincent Van gogh: el mas revolucionario y por lo tanto hermoso e influyente pintor.
***Libro#2 recomendado: “Sobre lo espiritual en el arte”- Wassilly Kandinsky
****Otro ejemplo impresionante y emocionante, aunque en otro nivel de compromiso en este caso entre Vida y arte es la maravillosa Frida Kahlo. Revolucionaria, hermosa y talentosa. Recomiendo mucho leer sobre su vida. Hay una muy buena película con Zalma Hayek.
“El arte no reproduce lo visible, sino que lo vuelve visible”. Paul Klee.
viernes, 12 de febrero de 2010
Politik kills
Así estamos, y mientras así continúe, estaremos peor:
politik kills politik kills politik kills
politik kills politik kills politik kills
politik kills politik kills politik kills
politik need votes
politik needs your mind
politik needs human beings
politik need lies
thats what my friend is an evidence politik is violence
what my friend is a evidence politik is violence
politik kills politik kills politik kills
politik kills politik kills politik kills
politik use drugs
politik use bombs
politik need torpedoes
politik needs blood
thats what my friend is an evidence politik is violence
what my friend is a evidence politik is violence
politik need force poltik need cries
politik need ignorance politik need lies
politik kills politik kills politik kills
politik kills politik kills politik kills
politik kills politik kills politik kills
politik kills politik kills
politik kills politik kills
politik need force poltik need cries
politik need ignorance politik need lies
politik need force poltik need cries
politik need ignorance politik need lies
politik kills politik kills
politik kills politik kills
Manu Chao. La radiolina. 2007
martes, 9 de febrero de 2010
Café del Bicentenario
Pero lo que mas los fascinaba aun era pensar en el para siempre en Argentina. Difícilmente, notaban, sea el barrio que fuere, en la ciudad que fuere, en el país que fuere, en la cultura que fuere, y mas aun en estos tiempos en que vivían, podía pensarse en un para siempre a futuro. Pero más difícil lo sentían ellos en la Argentina. Claro, la sastrería se fue –conjugación del verbo en tiempo pasado regular, es decir, hecho consumado- para siempre. Y pongamos que en lugar de la sastrería ahora se instale un café. Quien dice que el café se quedara para siempre? Quizás en Estados Unidos si, aquel café podría quedarse para siempre. O quizás no, claro. Pero en Argentina era más incierto. Eso pensaban los vecinos “mas leídos”. Quizás porque no vivían en Nueva York, podían plantear semejante hipótesis de comparación. Es decir, como podrían saber ellos si un café en Nueva York podría establecerse y funcionar para siempre? Claro que no podían, pero tenían la casi certeza de que en Argentina eso no pasaría, entonces utilizaban como comparación algún lugar donde ellos pensaban que el para siempre, potencial, en futuro en este caso, tendría mas posibilidades de convertirse en un hecho.
Conscientes aunque inconscientes a su vez: esto es, lo sabían, lo tenían bien claro, pero se había convertido esta noción en algo tan cotidiano en su vida que parecían tenerlo adquirido, naturalizado, y entonces a veces ni siquiera se les cruzaba por la cabeza la posibilidad de algún otro camino que el para siempre futuro pudiese tomar, se acercaron, aquellos vecinos, asociaciones, y personas de esas que se suman a cualquier reclamo y lo hacen propio sin saber siquiera bien porque están protestando, a la inauguración del nuevo café. Se llamaba “Café del bicentenario” y prometía servir café proveniente de veinticinco localidades del mundo alrededor de los cinco continentes.
La expectativa común nucleó en ese momento tanto a las personas que se oponían al cierre de la sastrería, como a aquellas que veían con buenos ojos la renovación del barrio y pensaban que la desaparición para siempre de aquel antiguo, lúgubre y lleno de humedad comercio, si eran aprovechadas las instalaciones, podría resultar en un beneficio grande para el barrio. El tercer gran grupo que conformaba la totalidad de las personas que aquel día esperaban ansiosos algunos, tranquilos otros, fingiendo indiferencia los menos, la apertura del café estaba dado por personas que les daba lo mismo. Ellos no se preguntaban si eso era o podría ser para siempre. Tampoco se preguntaban porque había cerrado la sastrería, menos aun les inquietaba aquella reflexión que las personas “mas leídas” se hacían sobre la desaparición de los oficios. Los que les daba lo mismo, leían el diario que más tirada tenia en el país y miraban el programa con más rating de la televisión. De hecho, ciertamente no les interesaba si el café que tomarían era de Costa de Marfil, Cuba o el más barato traído del Brasil. Pero estaban ahí, algunos porque pasaban, otros porque les habían comentado, otros simplemente, porque les daba lo mismo.
La apertura del café fue con música en vivo: una pianista deleito al público con maravillosas interpretaciones que eran el complemento perfecto en la degustación de tortas, cafés y tes que el nuevo Café del Bicentenario ofrecía.
-Se centra en este momento la atención del relato en lo que sucedía, paralelamente, en tres de las veintisiete mesas que, entre interior y exterior el café contaba-.
En la mesa número cuatro, para dos personas, ubicada a una distancia media entre la puerta de acceso del Café y una de las paredes medianeras del mismo, reposada sobre la vidriera, compartían la velada una dama y un caballero que prefirieron olvidar por el momento sus reclamos en contra del cierre de la sastrería, y se decidieron a intentar disfrutar de aquellas delicias.
-llaman a esto Café del Bicentenario pero Bicentenario las pelotas, les importa un carajo la Independencia, la Nación. Gorilas. Son solo especuladores, buitres. Aquellos que están al acecho, buscando la oportunidad de comprar por migajas las propiedades de los desesperados para hacer su negocio. Claro, encontraron al viejito sastre con su local que era valioso pero húmedo, lúgubre y viejo, y como el viejito empezaba ya a temer a los asaltos, el problema de la inseguridad y todo eso que sabes, y no sabia si llegaba a fin de mes, ni siquiera si le alcanzaba para pagar el aumento del ABL, entonces venían, con dos mangos pero eso si, todo cash eh, se lo ponían encima de la mesa y el viejito, chocho, claro, aceptaba. Se retiraba, para siempre. Vendía el local, invertía en algo menos ambicioso, y a disfrutar lo que le quedaba de vida. Magnifico. Buitres. Y de seguro que este café también. Lo cosecha un pobre negro que se muere de hambre y le pagan dos mangos para que labure como un esclavo bajo el sol, si claro, total la guita la hacen los intermediarios. Bueno, me fui un poco de tema; la torta de frutillas estará muy buena, la atención será estupenda, los precios hasta son razonables, pero a mi no me sacas de la cabeza que estos turros se aprovecharon del viejito y que así nos seguimos hundiendo, nos vamos al carajo negra.
-Si, algo de eso creo que hay, es cierto. Pero como pretendes que eso no suceda, si quien manda es el mercado. Somos un país capitalista, nuestro sistema de valores materiales se basa en la propiedad privada. Claro, el asunto es que, mas allá de que el sistema de valores materiales pareciera ser cada vez mas, en este mundo tardo capitalista, el único sistema no solo vigente sino cada vez mas fuerte y afianzado, por sobre cualquier otro sistema de valores, leyendo un poco la historia no resulta tan complicado entender no solo porque el que tiene dinero, como estos del Café, hace cada día mas lo que quiere, sino también porque el viejito sastre decide vender, mas aun, porque los oficios desaparecen. Yo creo que en eso deberíamos pensar en Perón. No, no… tranquilo, no empeces. No lo digo como vos lo pensas o dirías “viva Perón, que vuelva Perón”. No, no seas anacrónico por dios. Ni ciego. Que vuelva Perón las pelotas. No necesitamos a Perón, pero si necesitamos pensar nuestro pasado y rescatar las mejores cosas de cada uno. Y si, es cierto, ahí te doy la razón: Perón en algunos aspectos fue el más grande conductor de nuestra Nación. Contingencia histórica, construcción de Poder, nazi, lo que quieras, pero si alguna vez la Argentina fue autónoma, o para ser más realistas: si alguna vez estuvimos cerca de una autonomía como Nación fue con Perón. Y nunca antes, y nunca después, la distribución de la riqueza fue tan justa. Después discutimos si lo hizo por su ambición de poder, por patriota, o porque. Pero si la Republica Federal Argentina es de todos, y en un mundo ideal, la producción del país es de todos, entonces con Perón fue cuando mas cerca estuvimos de que esa distribución sea justa. Pero me fui de mambo yo ahora. Bueno, es que, existe mejor lugar para hablar del porvenir, de lo que fuimos, lo que queremos ser, lo que nos pasa, lo que pensamos, que un buen Café?
La mesa numero once, esta con mantel, redonda, para cuatro personas, próxima al mostrador de repostería, estaba ocupada por tres mujeres que debiéramos incluirlas en el grupo de las “expectantes por el cambio”.
-Que queres que te diga, a mi la verdad es que el café este me viene bárbaro. Cada miércoles y viernes tengo una hora libre por aquí, entre que salgo de Pilates y espero a mis hijos que salgan del psicólogo. No, no es que vayan al mismo. Pero comparten el consultorio, que se yo, tema de psicólogos. La cuestión es que siempre los traía, dejaba el auto en el garaje de aquí a la vuelta, y me iba a dar una vuelta. Trataba de evitar siempre la zona de las vías, de hecho lo hacia siempre, pero no pude evitar que me asalten. Bah, asalten. En realidad me manotearon la pulsera de oro que mi marido me regalo cuando cumplimos diez años de casados. Y bueno, mas allá de que me venia bien caminar unas cuadras, para hacer algo de actividad física, desde ese entonces decidí aprovechar la hora esta para hacer compras. Entonces dejaba el auto en el shopping que esta acá a cinco cuadras y aprovechaba para comprar algo de ropa. Generalmente los miércoles la compraba, los viernes, que nos íbamos temprano al country para el fin de semana, prefería entrar en la Liberia a ver que nueva novela encontraba para llevarme. Pero siempre algo bien relajado viste, nada dramático, melancólico, triste... Algún best-seller y a otra cosa. Bueno, me fui de mambo, la cuestión es que este café me viene bárbaro, porque ahora espero acá relajada, tomo un rico te oriental, una porción de torta light, y el tiempo se me pasa. Además te digo… como cambio la cuadra, es impresionante. Ahora si que da gusto caminar por esta cuadra, lleno de luz, las plantas que pusieron, las mesas afuera… que bueno seria que pase lo mismo en mas lugares de la ciudad, me pregunto que había en este local antes de que se ponga este café. Me hace acordar mucho a uno que conocí en Fort-Lauderdale el año pasado. Ah, una consulta: como se llama este café?
Finalmente, en la mesa numero veintisiete, aquella de las que están puestas solamente para tener una mesa mas de consumo, ya que por gusto era de esas que nadie suele elegir, pegada a la puerta del baño y al acceso a la cocina, había dos amigos, aquellos de los que les daba lo mismo.
Y mas allá del esfuerzo del que esto cuenta por incluir cierto fragmento interesante, particular al menos de la conversación entre aquellos muchachos, este redactor debe disculparse por no poder incluir dialogo alguno. Pidieron lo que mas les convencía de la carta, hablaron un poco de lo que la televisión decía. No opinaron. O en realidad si. Opinaron. Dijeron lo que en la tele decían. Se apropiaban de las palabras que escuchaban. O las repetían, pero digamos apropiaban para dar cierto crédito a estos amigos que les daba lo mismo. Fútbol, peleas de famosos. Que lindo tener esos problemas, pensara alguno: claro, que lindo preocuparse por problemas que son problemas de los otros. Quién pudiera…
Y desde angustias existenciales, apasionados cruces de ideas y debates políticos por el destino de la Patria, rutinas sobrecargadas de preocupaciones materiales, y amigos que tomando una cerveza se hacen problema por los problemas inventados de otros que ni conocen, el Café del Bicentenario pronto se convirtió en aquel reducto porteño, y no solo porteño sino mas aun: democrático por excelencia, que el barrio necesitaba.
El éxito del Café del Bicentenario no radicó en su magnifica pastelería, ni en los cafés de todo el mundo, ni siquiera en la belleza de las veredas con luces y plantas, sino que la raíz de su éxito estuvo desde siempre en su esencia: el Café; barato, caro, sucio, limpio, moderno, antiguo, con vaso de soda o vaso de agua, luminoso o lúgubre, con sillas de plástico o cuero, con crónica tv o plasma con TN, en esquina o en mitad de cuadra, el Café tiene éxito porque esta bien en el fondo de la esencia de la cultura del porteño. De ese modo si, algunas personas, el que esto termina de escribir por lo menos, puede hablar aquí en términos de para siempre. El café, mientras esto sea Buenos Aires y nosotros seamos porteños, será para siempre. Y en tiempo futuro.
viernes, 5 de febrero de 2010
Tiempos de hipócritas
Ignorábamos las críticas, las incomodidades a las cuales podían someternos los poetas, los filósofos, en fin, las personas que tienen aquella emotiva aunque demasiado devaluada tarea de interpretarnos, estudiarnos, para entendernos mejor y para ser mejor. Sartre nos hablaba de compromiso, de ir definiéndose como Ser a cada momento. Emocionantemente postulaba que cada uno de nosotros con cada una de sus decisiones representa a la humanidad y por ello, cada decisión influía, hacia a la humanidad toda.
Sartre lo hacia científicamente, John Lennon de un modo un poco mas compulsivo aunque no menos inquietante y polémico.
Y muchos pintaban lo que el mundo les decía y ellos podían ver y el resto no. Y se fascinaban por los avances técnicos. Y otros le temían, o al menos denunciaban y miraban con cierta distancia y temor cómo la tecnificación de occidente estaba resultando cada vez más no sólo la destrucción del medio, de la naturaleza, sino un proceso de cada vez mayor injusticia social.
Exponencialmente, en ese tiempo, el Poder se fue concentrando. Cada vez más y más.
Y como los recursos de este hermoso planeta en el que vivimos son siempre los mismos, lógicamente, entenderás como la concentración y acumulación de Poder de un lado, directamente significa empobrecimiento y derrotero en el otro.
…hubo un tiempo que, como todo tiempo histórico, no tiene un comienzo preciso; pero que tiene su momento de definitivo quiebre con el “descubrimiento” de America. Las colonias, los graneros del mundo. Inglaterra, el taller del mundo. Adam Smith, la Riqueza de las Naciones. David Ricardo, los teóricos del capitalismo. Ellos producen, nosotros les vendemos las materias primas y les compramos las manufacturas… ¿quien gana?
¿Y qué si el egoísmo, el ansia de dominación, de Poder –económico, el único poder, claro-, de ese tiempo se transforma paulatinamente en otro tiempo, un tiempo donde las brechas entre los dueños de las cosas y los que no tienen nada es cada vez mayor?
…hubo un tiempo, después de ese tiempo que te contaba, donde ya no existían veinte empresas de galletitas, sino tres. Las que mayor éxito habían tenido, fueron comprando a su competencia. Claro, muchas de las empresas del “primer mundo” tuvieron mayor éxito que las nuestras, hechas a pulmón. No hace falta explicar mucho: un mercado mas grande, un Estado súper proteccionista.
Entonces las empresas fueron tres en vez de veinte. Y los empleados fueron despedidos, las maquinas los fueron reemplazando, lógicamente: mayor precisión y reducción de las horas-hombre: el mayor costo en cualquier manufactura.
Ni hablar de las nuevas formas de hacer dinero de ese nuevo tiempo: el Poder financiero… hacer dinero con dinero. Como yo tengo dinero te lo presto. Y te cobro el doble de lo que te presté por el servicio. Entonces me llené de dinero sin trabajar, sin contratar empleados, sin consumir materias primas, sin insumo alguno más que el excedente (dinero) que alguna vez lícita o ilícitamente hice. Y axial la cosa se fue concentrando mas.
Ah, porque por si no sabías, en aquel tiempo, ladrón era el ratero que asaltaba a punta de pistola una farmacia, pero aquel que organizaba estafas millonarias y dejaba cientos de personas en la calle no era chorro. No, no. ¡Claro que no! De hecho en ese tiempo éramos tan imbeciles que los votábamos. Ellos nos robaban, nos mataban, y nosotros los votábamos… y por el pibe de quince años que falopeado asesinó a una jubilada para robarle la cartera pedíamos pena de muerte. Pero por todos los que hicieron que ese pibe se falopee y no tenga, en toda su vida ningún proyecto, nada por lo que luchar, en fin, sentido alguno; no pedimos pena de muerte. Hasta les dábamos espacio en los medios –ooootro tema-, hasta nos hacían reír a veces como comediantes. Y si teníamos la fortuna de vivir en el mismo barrio cerrado que ellos, los saludábamos cordialmente, hasta compartíamos partidas de golf. Pero al chorrito, pena de muerte.
Ese tiempo, estaba tan lleno de personas que no pensaban, muchas de ellas lamentablemente porque no podían –imaginate si todas las personas se hubieran dado cuenta de todo lo que los dueños del poder tenían planeado hacer con ellos, hubiese sido mas difícil-; y otras, las mas perversas, aquellas que no pensaban porque no querían, o no querían ver, peor aun.
Entonces, si alguien un poco mas preocupado e inconforme; molesto por estar viviendo en un mundo tan injusto, traía alguna cita de Marx, elogiaba en cierto aspecto a la Cuba Socialista, pedía la intervención del Estado en ciertos aspectos, era un hipócrita, un falso, un demagogo.
Éramos tan entupidos en esa época, que muchos de nosotros aun creía o pensaba en los términos, -aunque inconscientemente muchos, por no conocerla- de la teoría de los dos demonios de los milicos…-oooootro tema, de nuevo-.
Claro, si tengo un teléfono celular, un lindo pantalón y un auto nuevo, no puedo hablar en contra de la exacerbación de acumulación neoliberalista. Eso era ser hipócrita. Ser hipócrita no era seguir votando a los que vaciaron el país y a sus amigos, ser hipócrita no era hacer caso omiso ante la injusticia y el hambre, mas aun, ser hipócrita no era donar una vez por mes ropa vieja o equis cantidad de dinero a un comedor infantil, descargando de este modo la culpa, condenándolos a seguir siendo los-que-reciben-las-migajas-de-limosna.
No, ser hipócrita era estar inconforme, criticar, sin irse del todo para el otro lado. Eso pretendía, parecía. Tener convicciones era, para ellos, vivir despojado de toda relación objetual o material. Cuando jamás uno pregonaba eso, más aun: nunca uno hablaba pura maravilla de los sistemas comunistas. Pero bueno, citar a Marx, o a Lenin, o admirar a Fidel en ciertas cosas era ser un comunista, entonces estaba mal tener un auto nuevo o viajar, así de estupidos éramos.
Y la mas alevosa –en cuanto a estupida e inculta-, aquella repetición: “el comunismo fracasó”. De nuevo, como si uno defendiera el comunismo, y sobre todo, preguntándonos: ¿el capitalismo acaso no fracasó?
Era sencillo decir que lo otro fracasó y el capitalismo no, comiendo afuera, viviendo en un lindo barrio, vistiéndose bien, solo comiendo, bah.
Pero mientras la brecha se agigantaba, y morían diez millones de niños de hambre por año en el mundo, era evidente cual era el sistema del peor fracaso.
…hubo un tiempo en el que las personas peleaban entre ellas por ver quien era mejor, y en esa pelea asquerosa, llena de orgullo maldito, no se daban cuenta de esta hermosa verdad con la que el Che Guevara se despedía de sus hijos antes de que los asesinos, que asesinaron y asesinan mucho, muchísimo mas de lo que asesinó el Che, cobardemente lo fusilen:
Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.
Siento en estos días la dureza de la realidad. O mejor dicho, lo crudo de enfrentarla. Uno crece, se va, se esperanza, vuelve, y ve que todo es lo mismo de siempre. Y el problema con que todo sea lo mismo de siempre es que el tiempo pasa… Entonces, no es lo mismo de siempre, sino que estamos peor. ¿Hasta cuando?
martes, 2 de febrero de 2010
Tiempos...
En otro tiempo histórico.... tal vez hubiera muerto por mis ideas y convicciones. Hoy todo es distinto y si no fuera tan egoísta... pensaría que aun vale la pena.
Pero no lo creo realmente. Hoy lamentablemente no hay causas que sean mas fuertes que mi propia vida.
Que triste que así sea. Así estamos.